No muy lejos de los seis Palacios Occidentales se encuentra el gran Pabellón de la Cultura Mental. La parte delantera era el lugar donde el emperador se ocupaba de la administración, mientras que la parte posterior albergaba los dormitorios de los últimos ocho emperadores.
Aquí, la emperatriz Cixí, escondida detrás de un telón, durante varias décadas dio instrucciones a los emperadores Tongzhi y Guangxu que, sentados en el trono, no hacían otra cosa que transmitir sus decisiones.
Frente a los dormitorios, se encuentran las cocinas imperiales.
Ahora, pon el audio en pausa y visita el palacio. Después, dirígete hacia el Palacio de la Tranquila Longevidad.
Se trata de un conjunto de edificios que ocupa una superficie de 46.000 metros cuadrados.
El complejo se puede dividir en tres partes: oriental, central y occidental. La parte central incluye la Sala de la Supremacía Imperial, el Palacio de la Tranquilidad y las tres salas de exposiciones de la Galería del Tesoro. La parte oriental incluye pabellones para la música y la ópera, mientras que la parte occidental está formada por el Jardín de Qianlong, que incluye varios edificios como el hermoso Pabellón de la Flor Antigua.
La idea de construir este complejo fue del emperador Qianlong que pensó retirarse aquí a rezar y comenzó a construirlo en 1772. Después de haber sido emperador durante 60 años, renunció al trono como muestra de respeto hacia su abuelo, el emperador Kangxi, que había reinado durante 61 años, gobernando un año menos. Sin embargo, con el pretexto de dar instrucciones en familia, continuó reinando desde su trono y nunca vivió allí.
En la actualidad, el Palacio de la Tranquila Longevidad y la Sala de la Supremacía Imperial se han transformado en la Sala de Exposiciones de Bellas Artes del Museo del Palacio, que alberga más de 100.000 pinturas.
No te pierdas el maravilloso y famoso muro de los Nueve Dragones frente a una de las puertas del complejo, de 29 metros de longitud y 3,5 de altura, donde hay un bajorrelieve con nueve dragones jugando, pintados con colores brillantes.
Curiosidad: el muro de los Nueve Dragones se compone de 270 azulejos esmaltados, no por casualidad; de hecho, el número 270 se puede dividir por nueve y cinco y, en la antigua China, el nueve y el cinco eran números que simbolizaban la supremacía del emperador.