El Parque Jingshan es uno de los jardines más grandes y hermosos de Pekín.
Su historia se remonta a casi mil años atrás, cuando las dinastías Liao y Jin gobernaron China. Era el jardín de los palacios imperiales, que se encontraban en el espacio en el que después se construyó la Ciudad Prohibida.
En esa época no solo era un lugar de ocio donde los emperadores caminaban, ofrecían sacrificios a sus antepasados o disfrutaban de la caza, sino que también era el lugar en donde se les daba sepultura. Al norte del parque se encuentra el Pabellón de los Desaparecidos, que alberga las tumbas de los emperadores anteriores a la dinastía Ming.
La colina artificial que domina el parque, de unos 46 metros de altura, se erigió en 1420, al mismo tiempo que la Ciudad Prohibida, con la tierra que se excavó para construir el foso que rodea las murallas de la Ciudad Imperial. Y todo esto solo con trabajo manual. Por último, se construyeron otros pabellones y se plantaron numerosos árboles de diferentes especies.
La colina tiene cinco picos, y en todos ellos hay un pabellón construido en 1751. En cada uno de estos edificios se colocó originalmente una estatua de Buda de cobre que representaba uno de los cinco sabores: agrio, amargo, dulce, picante y salado. Desafortunadamente, las estatuas se perdieron en el siglo XX durante la guerra.
El Pabellón de las Diez Mil Primaveras, situado en la cima central, es uno de los puntos más altos de Pekín donde se puede disfrutar de una espléndida vista de la Ciudad Prohibida, las Torres del Tambor y de la Campana, y el Parque Beihai.
El último emperador de la dinastía Ming, Chongzhen, se ahorcó en este mismo parque por haber perdido su reino en la guerra. Todavía se puede ver el árbol con una placa que recuerda lo sucedido.
El parque, que tiene una superficie de 230.000 metros cuadrados, abrió al público en 1928. En 1949, sin embargo, se sometió a una profunda restructuración, se asfaltaron los caminos y, actualmente, es el lugar favorito de los residentes de Pekín para reunirse.
Me despido con una curiosidad: según la creencia popular, la colina se construyó para esconder un refugio para los emperadores, pero nunca se ha encontrado.
