A unos cien metros del Altar Circular, verás un complejo de tres edificios construidos en 1530 por el emperador Jiajing, donde se guardaban las Tablas de los Dioses, objetos sagrados que se utilizaban en la llamada Ceremonia de veneración del Cielo.
El edificio principal es la Bóveda Imperial del Cielo, un pabellón circular de madera roja, con techo azul a dos aguas, coronado por una esfera dorada. Todos los edificios del templo tienen el techo cubierto con tejas azules en referencia al color del cielo.
Este edificio de 19 metros de altura y 16 de diámetro descansa sobre una base redonda de mármol de dos metros de altura que se asemeja a un altar.
El interior es muy sugerente: columnas rosas sostienen el maravilloso artesonado decorado con un diseño verde azulado de un dragón dorado que juega con una perla en el centro, y otros 360 pequeños dragones alrededor que recuerdan las medidas del ángulo de 360 grados. En el altar del centro de la sala, en forma de trono de piedra, está la Gran Mesa Celestial.
Los dos pabellones laterales, también de madera, estaban dedicados a la conservación de las lápidas conmemorativas de los dioses de la luna, las estrellas, las nubes, la lluvia, el trueno y el relámpago.
El complejo está rodeado por una muralla llamada Muralla del Eco. Tiene 193 metros de largo y, como puedes ver, es plana y lisa, lo que permite que las ondas sonoras se reflejen. Si te pones junto a la muralla con otra persona, cada uno detrás de un pabellón distinto, y susurráis algo, podréis oíros.
Curiosidad: el estudio de las ondas sonoras estaba muy avanzado en China, y aquí puedes experimentarlo por ti mismo. Si buscas la decimoctava piedra de mármol, al alejarte de la entrada de la plataforma, encontrarás la Piedra de Diálogo. Si hablas desde allí, puedes conversar con alguien que esté en las dos esquinas extremas de los dos pabellones, situados a 36 metros de distancia. Estos tres puntos forman un triángulo equilátero.
Sin embargo, cuando pases la puerta para salir del templo, si te detienes en la primera piedra y gritas volteado hacia el templo oirás un eco; si pasas a la segunda piedra y repites el experimento, oirás dos y, en la tercera, tres.