La Piscina Veneciana, o Venetian Pool en inglés, forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos. La verdad es que hay pocas piscinas tan bonitas y espectaculares. Además, te sorprenderá aún más cuando conozcas el extraño origen de lo que te parecerá un rincón del paraíso, y con razón.
Te encuentras en el barrio de Coral Gables, que nació en los años 20 del siglo pasado en el contexto de la burbuja inmobiliaria. Sus edificios, caracterizados por un estilo mediterráneo, se construyeron con piedra extraída de un lugar especial de la zona. Precisamente para rellenar el hueco que dejaron las excavaciones, un diseñador y un arquitecto, Denman Fink y Phineas Paist, tuvieron la extraordinaria idea de llenarlo de agua. A su alrededor crearon un original conjunto de plataformas, grutas de coral, cascadas, farolas y embarcaderos que recordaban fielmente a los de la famosa ciudad italiana. Así nació la «piscina veneciana».
Obviamente, si puedes, te animo a que te des un baño, como ya han hecho muchos rostros conocidos de la jet set internacional, entre otros, dos nadadores que más tarde se convertirían en estrellas de Hollywood: la inimitable Esther Williams y Johnny Weissmüller, que ganó cinco oros olímpicos y consiguió 67 récords mundiales antes de hacerse famoso en el cine por su papel de Tarzán.
Tampoco te pierdas la exposición de fotografía que recorre los numerosos eventos que han tenido lugar aquí, como variados concursos de belleza y fiestas de máscaras, con las celebridades más conocidas de la época.
Curiosidad: para llenar la piscina, hacen falta más de tres millones de litros de agua. Hasta 1986, esta inmensa balsa se vaciaba cada noche y se llenaba el día después con agua fresca proveniente de pozos artesianos. Hoy, por fortuna, ya no se derrocha tanta agua gracias a un sistema de filtrado.