El Museo Nacional de Historia Natural de Washington está dividido en doce secciones temáticas permanentes y algunas exposiciones temporales. Me limitaré a indicarte los hallazgos más interesantes.
En la primera planta, a tu derecha, se encuentra la Mammals Hall, dedicada a los mamíferos, donde puedes pasear entre tigres, hipopótamos y hasta un delfín embalsamados. Desde allí, llegas al Hall of Human Origins, donde entre esqueletos y reconstrucciones puedes indagar en la evolución de la especie humana y caminar sobre las huellas de uno de nuestros antepasados. En frente de las escaleras, está la sección dedicada a la vida submarina. Es espectacular, y puedes hacerte un selfie entre las fauces de un tiburón gigante que vivió entre hace 2,6 y 23 millones de años.
En la segunda planta, no puedes perderte el increíble zoo de insectos. Podrás ver muchísimas especies vivas y, si te atreves, podrás dar de comer a las iguanas. A continuación, en el pabellón de las mariposas, te costará no emocionarte; uno no se encuentra siempre rodeado de millones de fantásticos ejemplares que revolotean a su alrededor.
Junto al zoo hay tres salas: una donde se exponen algunas momias egipcias, otra con cientos de huesos y, por último, la preferida de los niños, con fósiles y reproducciones de dinosaurios.
Sin salir de la segunda planta, te recomiendo la gran exposición de minerales y piedras preciosas, donde también puedes observar rocas extraterrestres gracias a los numerosos meteoritos que han caído en nuestro planeta y que se han conservado.
La joya más importante de la colección es el Hope Diamond, uno de los diamantes azules más grandes del mundo, valorado en 250 millones de dólares.
Curiosidad: antes de formar parte del museo, el diamante pasó por veinte propietarios y ha sido robado hasta en tres ocasiones. Además, se decía que siempre había causado la muerte de quien lo había poseído. Las investigaciones históricas no solo han refutado la veracidad de esta leyenda, sino que además han demostrado que se había inventado para aumentar el prestigio y el valor del diamante.