Jan van Eyck es el mayor exponente de la pintura flamenca y, sin embargo, sabemos muy poco de él. Tanto es así que ni siquiera se sabe con exactitud su fecha de nacimiento; se piensa que pudo haber nacido entre 1390 y 1400.
Esta pintura, titulada La Anunciación, representa el momento en que el arcángel Gabriel anuncia a la virgen María que dará a luz al hijo de Dios. La escena está ambientada en el Templo de Jerusalén, donde en la Edad Media se pensaba que trabajaba María como bordadora, y conjuga el realismo fotográfico obtenido mediante el cuidado extremo de los detalles, típico de la pintura flamenca y, en particular, de van Eyck, con un refinado simbolismo.
El templo, de estilo gótico y románico, está decorado con temas que pertenecen exclusivamente al Viejo Testamento, y en el suelo se pueden observar escenas famosas como Sansón y Dalila o David y Goliat.
Seguramente ya te habrás dado cuenta del realismo de las fascinantes vidrieras. Sin embargo, la excelente técnica pictórica de van Eyck encuentra su punto álgido en el manto del arcángel, considerado una auténtica obra maestra del virtuosismo.
Incluso las palabras del diálogo están pintadas, con letras doradas. Como puedes observar, las que pronuncia María están en sentido contrario para indicar la dirección del sonido. En ellas se puede leer, respectivamente: «AVE GRÃTIA PLENA» y «ECCE ANCILLA DOMIÑI», es decir, «Dios te salve, María, llena eres de gracia» y «He aquí la sierva del Señor».
El cuidado por los detalles, típico de las miniaturas de la época, no excluye la introducción de símbolos, como el lirio, símbolo de la pureza de María, o la paloma del Espíritu Santo, acompañada por siete rayos de luz que indican los siete dones de Dios.
Algunos estudios recientes afirman que el cuadro se inspira en la «Missa Aurea», una representación teatral de los acontecimientos de las sagradas escrituras que se acompañaba con música y que se realizaba en las iglesias de Flandes en el siglo XIV.
Curiosidad: la difusión de la pintura al óleo se debe a Jan van Eyck. De hecho, antes normalmente se pintaba con témperas, pero van Eyck desarrolló una sofisticada técnica, tanto para obtener mejores colores usando aceites cocidos como para extenderlos. El realismo de sus efectos cromáticos se debe a las finísimas capas de color que pintaba unas encima de otras. Leonardo da Vinci perfeccionó la misma técnica y la llevó a su máxima expresión.