Entre las numerosas obras de Vincent Van Gogh que puedes ver en la National Gallery, este autorretrato es seguramente la más célebre.
Van Gogh pintó alrededor de treinta y seis autorretratos; con su pelo y su barba de color rojo, se ha convertido en uno de los rostros más fácilmente reconocibles de entre los artistas del siglo XIX.
Este es el último, y lo pintó durante su estancia en un hospital psiquiátrico francés, donde había decidido ingresar por voluntad propia. Solo unos meses antes, tras una discusión con el famoso pintor Paul Gauguin, se había cortado el lóbulo de la oreja a causa de un brote psicótico, para después regalársela a una prostituta a la que frecuentaban ambos pintores.
El pintor holandés sufría de graves problemas mentales, probablemente debido a un síndrome bipolar agravado por el abuso del alcohol y por las dificultades económicas. Un año más tarde, en 1890, se quitó la vida disparándose al pecho, con solo 37 años.
Se dedicó a la pintura a partir de 1881, y en solo diez años de carrera pintó más de 2.000 cuadros, la mayor parte de ellos en los dos últimos años, ya que pensaba que pintar era la única cura para su enfermedad.
Su estilo característico, los colores irreales, los trazos evidentes del pincel y la espátula así como la distorsión típica de la alucinación, están relacionados con su estado psíquico y con la pintura francesa de la época, aunque salvaguardaba las distancias con el impresionismo y entendía los colores como símbolos del estado de ánimo.
Van Gogh no conoció el éxito en vida. Lo mantenía su hermano menor, Theo, marchante de arte, con el que mantenía una relación muy estrecha. De hecho, se han encontrado seiscientas cartas que Van Gogh había mandado a su hermano Theo y cuarenta respuestas. Se piensa que no fue una coincidencia que Van Gogh se cortara la oreja justo cuando supo del nacimiento de su sobrina, por miedo de que su hermano se alejara de él.
El afecto era mutuo, tanto que Theo murió de pena un año después que su hermano.
Curiosidad: Van Gogh era hijo de un pastor protestante, y hasta los 26 años fue misionero en las minas del sur de Bélgica. Fue despedido porque simpatizaba demasiado con los mineros y los pobres, a los que ayudaba de su propio bolsillo.