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Este es el único cuadro de Leonardo da Vinci, el artista más famoso del Renacimiento, que puedes ver en el continente americano.

Se trata de un retrato, un óleo sobre tabla que Leonardo pintó en Florencia en 1474, cuando apenas tenía 21 años. En esta obra utilizó la técnica de la veladura, que consiste en aplicar ligeras capas de color superpuestas, algo que solo permite la pintura al óleo debido a la transparencia de los colores.

Leonardo había aprendido esta técnica de los pintores flamencos, a los que imita en este lienzo en el estilo, pero sobre todo en la luminosidad del cabello y en la palidez del rostro.

 

La protagonista es Ginebra de Benci, una adolescente de dieciséis años hija de uno de los mejores amigos florentinos de Leonardo. El nombre de la muchacha está simbolizado mediante la planta de enebro, cuya pronunciación en italiano es muy parecida a «Ginebra».

En el reverso del cuadro hay un emblema pintado formado por una rama de laurel y otra de palma, con un enebro en el centro. La palma simboliza la pureza, mientras que el laurel representa la cultura. Debajo, hay una frase dedicada a la joven: «VIRTUTEM FORMA DECORAT», es decir, «la belleza adorna la virtud».

Ginebra de Benci era una de las chicas más cultas y brillantes de su generación, tenía numerosos pretendientes, incluso poetas que le dedicaban sonetos. Leonardo recibió el encargo del embajador de Venecia en Florencia, Bernardo Bembo, que había sido rechazado por la joven y quería tener un recuerdo de ella. De hecho, la palma y el laurel forman parte del emblema de Bembo y, gracias a un estudio con rayos infrarrojos, se descubrió que debajo de la frase dedicada a la joven, se encontraba el lema del linaje de Bembo.

 

La obra guarda muchas semejanzas con la Gioconda: la protagonista se encuentra al aire libre, lo cual era raro en aquellos tiempos para una mujer. Además, la tabla, gravemente dañada por el paso del tiempo, ha sido cortada, y en el retrato original se veía también la parte inferior del cuerpo de la joven, con las manos apoyadas una encima de otra.

 

Curiosidad: una estudiosa italiana ha descubierto cincuenta anagramas de Leonardo da Vinci, formados con las letras de la frase que se encuentra en el reverso de este cuadro, que cuentan la historia de Ginebra de Benci, hallazgo que confirma con mayor certeza la identidad de la protagonista.

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