Joseph Mallord William Turner está considerado uno de los maestros de la luz y del color y uno de los máximos exponentes en pintura del Romanticismo. Aquí, en la National Gallery, puedes contemplar nada más y nada menos que seis de sus obras.
Keelmen Heaving in Coals by Moonlight es uno de los cuadros más significativos del artista, que nació en Londres en 1775.
Representa el puerto sobre el río Tyne, en Shields, una pequeña ciudad del norte de Inglaterra cercana a Newcastle. En él, puedes ver a los estibadores cargando el carbón en las barcazas para transportarlo de una orilla a otra a la luz de la luna.
La Inglaterra de la Revolución Industrial, las nuevas categorías de trabajadores y las transformaciones sociales se encuentran entre los temas preferidos del pintor, siempre enclavados en paisajes que se conjugan con la naturaleza y los fenómenos atmosféricos que, para Turner, dominan el mundo.
Turner provenía de un barrio popular, tanto que nunca perdió el acento del pueblo a pesar de que pertenecía a una familia acomodada. En este lienzo al óleo, consigue transmitir lo duro que es el trabajo portuario y su nobleza con una ligereza extrema, enmarcándolo en un paisaje inundado de luz. Si observas de cerca la superficie, podrás percibir que algunas zonas están más cargadas de pintura que otras, como la luna blanca plateada, y las antorchas, de color amarillo anaranjado, para aumentar la superficie que captura la luz sobre el lienzo.
Precursor del impresionismo e incluso del arte abstracto contemporáneo, Joseph Turner alcanzó la fama con tan solo 21 años y se convirtió en el miembro más joven de la historia de la Real Academia de las Artes, dejando un legado de casi dos mil lienzos.
Nunca tuvo problemas de dinero, vivía aislado con su padre, que también era su asistente, y tenía una forma de hablar que se consideraba inapropiada para la época; no le importaban la moda ni la elegancia, y mucho menos las convenciones sociales. Hasta tuvo dos hijas con su sirvienta personal, con la que nunca se casó.
Curiosidad: siguiendo los imperativos del Romanticismo, que requerían una fusión entre arte y vida, entre expresión y experiencia, Joseph Turner se ató al palo mayor de un barco durante 24 horas para experimentar con mayor intensidad la emoción del viento y del mar. Sufrió una bronconeumonía que casi le cuesta la vida.