Como te decía, uno de los platos fuertes del Beaubourg es la incomparable serie de obras maestras de Vasili Kandinski, de todas las fases de su carrera. En 1944, tras la muerte del gran pintor ruso, su viuda dejó al museo toda la colección de obras del artista. Podrás así seguir la evolución completa de uno de los artistas más revolucionarios del siglo XX. Te haré un breve resumen de su vida: en un primer momento, Kandinski era un brillante abogado de Moscú, que al parecer estaba empezando su carrera universitaria como profesor de derecho. Pero a los treinta años, de repente, el joven Vasili cambia de idea y decide trasladarse a Múnich para estudiar pintura. Empieza pintando ilustraciones de estilo mágico y poético para los cuentos tradicionales rusos, a continuación, se traslada desde Múnich a la localidad alpina de Murnau y comienza a pintar paisajes. Muy pronto, la imagen naturalista de los lugares se disuelve, y en su lugar aparecen manchas con un fuerte contraste de colores, que cada vez tienen menos que ver con los lugares y objetos reales.
En 1910, Kandinski se lanza al arte abstracto. Comienza a pintar con absoluta libertad manchas y vetas sobre el lienzo, y acompaña estas obras con escritos teóricos e informes de otros artistas y grupos de vanguardia. Consciente de la fuerza poética del color, abandona las figuras para abrirse a la aventura de la pintura abstracta, vista como una combinación libre de formas y colores. Los cuadros de este periodo son un vórtice de masas de colores más o menos sólidas, que parten del centro y se propagan de manera irregular en todas las direcciones, sin límites ni referencias.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, el pintor regresa a Rusia y participa con entusiasmo en la Revolución de 1917. En los años veinte vuelve a Alemania para enseñar en la famosa escuela Bauhaus. Sus pinturas no pierden la riqueza de colores, pero ahora están dominadas por formas geométricas más regulares. Tras el cierre de la Bauhaus y con el advenimiento del nazismo, Kandinski se traslada definitivamente a Francia.
CURIOSIDAD: en Múnich, en 1937, los nazis hicieron una exposición de pinturas definidas por ellos como "arte degenerado": entre los lienzos expuestos, varios eran de Kandinski. En lugar de destruirlos, se contentaron con malvenderlos. ¡Nunca se habrían imaginado que con el tiempo su valor estaría por las nubes!
Idioma: español