Del complejo de los Inválidos también forma parte la gran iglesia de Saint-Louis des Invalides, también conocida como la "capilla de los soldados". La puedes ver al final del patio de honor, con aspecto de monasterio. El interior también tiene un estilo riguroso, con pilares y una galería superior. Notarás que en la parte superior cuelgan unas banderas: son las enseñas robadas a los regimientos enemigos durante las guerras, pero son todas posteriores a Napoleón, porque las anteriores se quemaron después de la derrota de Waterloo, para impedir que volvieran como trofeos en manos de los enemigos. En la cripta están enterrados más de 400 soldados, aquellos que se distinguieron por las acciones más valientes.
Al final de la iglesia, detrás del altar mayor, una vidriera divide la iglesia de la capilla con cúpula llamada Dôme des Invalides, una verdadera obra maestra del barroco que fue concebida como edificio reservado al rey y la corte.
No te pasará por alto la evidente similitud entre esta cúpula y la de Miguel Ángel en San Pedro de Roma: los panes de oro con los que está revestida tienen un peso total de doce kilos. Atraviesa el interior de la capilla y baja a la cripta circular, donde podrás ver la tumba de Napoleón Bonaparte. Consiste en un sarcófago de pórfido rojo de Finlandia, sencillo pero impresionante. Pero cómo, te preguntarás, ¿Napoleón no había muerto en el exilio en la remota isla de Santa Elena? Cierto, pero debes saber que diecinueve años después de su muerte, en 1840, el gobierno británico devolvió sus restos al Estado francés: el traslado del cadáver desde África y su entierro bajo la cúpula de los Inválidos fueron un evento emocionante para el renovado orgullo nacional. Cerca de la tumba del emperador puedes ver las de sus dos hermanos José y Jerónimo, y de algunos de los más famosos comandantes de sus ejércitos.
CURIOSIDAD: las cenizas de Napoleón descansan en un cofre de hierro, pero al igual que en las tumbas de los faraones egipcios, esta carcasa está a su vez encerrada en un ataúd de madera de acacia, en dos de plomo, en uno de ébano y, finalmente, en uno de roble.