¡El Palacio de Luxemburgo es uno de los entornos más bellos y agradables de todo París!
Ahora mismo te encuentras en la "rive gauche", el barrio de la orilla izquierda del Sena, desde donde podrás admirar el magnífico palacio del siglo XVII que se erige sobre unos amplios y famosos jardines, uno de los destinos favoritos de los niños y de las parejas de enamorados. El palacio está parcialmente abierto al público y únicamente se puede visitar en grupo, ya que en su interior se encuentra la sede del Senado de la República Francesa. Te aconsejo que lo observes desde el parque para poder admirar la fachada que da al jardín y la parte más bonita de todo el complejo.
El palacio tiene un origen claramente femenino. Cuando enviudó en 1610 tras el asesinato de Enrique IV, María de Médicis asumió durante varios años la regencia de Francia, y cuando su hijo Luis XIII alcanzó la mayoría de edad, decidió retirarse de la vida pública, confiando los asuntos de estado a la hábil gestión del poderoso Cardenal Richelieu.
Envuelta de una comprensible nostalgia, la reina madre ordenó construir una residencia que le recordara al Palazzo Pitti de Florencia, donde pasó su juventud.
Lo cierto es que este edificio parisino es una obra independiente y original: basta con observar sus techos inclinados y el cuerpo central, concebido como un solemne portal barroco. Sin embargo, pueden observarse también varias similitudes con su modelo florentino. Al igual que el Palazzo Pitti, el de Luxemburgo está situado al otro lado del río, apartado del centro neurálgico de la ciudad; con vistas a un parque como si se tratara de una casa de campo, y con una estructura en forma de U con un revestimiento de almohadillado.
El ala derecha estaba reservada para la reina, mientras que en el lado opuesto se encontraban las estancias destinadas a albergar al rey cuando éste visitaba a su madre. En su propio apartamento, la reina hizo colocar un amplio y maravilloso conjunto de pinturas de Rubens en conmemoración de su matrimonio con Enrique IV, que se hallan expuestas hoy en día en una sala enorme y especial para ellas, en el Louvre.
CURIOSIDAD: Recientemente, el capitán del equipo de fútbol Olympique de Marsella le recriminó a sus jugadores: "¡Trabajáis menos que los senadores!". Muy ofendidos, varios de los senadores más jóvenes les invitaron a pasar un día con ellos para que se dieran cuenta de lo mucho que trabajan. "¡Un senador vive a 300 por hora entre el territorio y el hemiciclo!" aseguraron.