Bienvenido a la apasionante Clase de danza de Edgar Degas, uno de los cuadros más famosos relacionados con el tema favorito del artista, las bailarinas.
El lienzo fue pintado entre 1873 y 1876, justo en el momento de la primera exposición impresionista, que se organizó en el estudio del famoso fotógrafo Nadar. Como puedes observar, Degas eligió representar el momento en el que una bailarina está intentando un paso bajo la atenta mirada del maestro Jules Perrot, maestro de ballet de la Ópera de París. Las otras estudiantes, dispuestas como para formar un semicírculo, están descansando. El pintor las capta en las poses más variadas: algunas estiran para relajar los músculos, otras se ponen un pendiente o se ajustan el peinado. En primer plano a la izquierda, una joven se rasca la espalda mientras su amiga observa el desarrollo de las pruebas.
En el centro, nada más ver cómo se apoya el viejo en su bastón, comprendes que se trata de un maestro severo e inflexible. Su atención está totalmente centrada en la bailarina. Degas eligió un ángulo descentrado para encuadrar la escena, confiriendo así a la composición un corte fotográfico, como una instantánea. Si te fijas, algunas figuras incluso se salen del campo de la imagen. Las tablas del parqué, de líneas oblicuas, acentúan la perspectiva. La escena te transmite una impresión de gran inmediatez, casi como si estuvieras asistiendo a la sesión de pruebas desde un punto situado detrás de la sala. Ten en cuenta, sin embargo, que esta apariencia de espontaneidad que Degas logra comunicarte, está en realidad estudiada hasta el más mínimo detalle. Los tiempos de ejecución de la obra fueron, de hecho, muy largos.
El cuadro nace tras un trabajo prolongado y meditado, ejecutado entre las paredes del estudio, como puedes comprobar por la existencia de decenas de bocetos preparatorios. A pesar de que a menudo se le incluye entre los impresionistas, Degas no se basaba en absoluto en la "impresión" de un instante, sino que siempre estudiaba cuidadosamente la composición, confiando mucho más en el dibujo que en el color.
CURIOSIDAD: Edgar Degas era también famoso por ser autor de ingeniosas frases. Una de las más famosas es una astuta reflexión sobre el mundo del mercado del arte: "Si alguien paga 3.000 francos por un cuadro, quiere decir que le gusta; si en cambio paga 300.000 francos, quiere decir que le gusta a los demás".