MUSEO DEL LOUVRE

Caravaggio Muerte De La Virgen Ala Denon Sala 11

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Audio Guide length: 2:58
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA
español Idioma: español
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Debes saber que el Louvre cuenta en su haber con tres obras de Caravaggio: la primera es una obra de sus primeros años denominada La Buenaventura, en la que una gitana lee la mano de un caballero. El segundo es el Retrato del gran maestre de la Orden de Malta Alof de Wignacourt, en la que este aparece acompañado de un escudero, y el tercero, del que te hablaré a continuación, es una obra maestra de 1605 del pintor titulada La muerte de la Virgen. Fue el último retablo que Caravaggio pintó en Roma antes de tener que huir por haber matado a un hombre en una pelea.

El pintor consigue contagiarnos del llanto de los apóstoles y de María Magdalena alrededor de la Virgen en su lecho de muerte: una escena de la pobreza más digna, entre personas modestas pero de profundos sentimientos. La desolación del entorno se hace aún más intensa y solemne gracias a la enorme cortina roja que se ve en la parte superior, similar a un telón alzado. La tensión dramática se obtiene a través de una extraordinaria concentración de medios. Los personajes destacan con un dramatismo extremo gracias a la luz que modela las figuras y que hace que salgan de las sombras los apóstoles y el rostro de la Virgen.

¡Aunque no te lo creas, esta obra maestra tan conmovedora fue objeto de un gran escándalo en su época! De hecho, se corrió el rumor de que, para dibujar la figura de la Virgen María, magullada, hinchada y con los tobillos desnudos, Caravaggio se inspiró en el cadáver de Lena, una prostituta que murió ahogada en el Tíber y que había sido amante y modelo del pintor. En la actualidad, se considera que Caravaggio fue el gran renovador de la pintura religiosa del siglo XVII, ya que introdujo en las representaciones sagradas una dimensión cotidiana en sus aspectos más humildes. Sin embargo, irónicamente, fue por este mismo motivo por el que los canónigos de Santa Maria della Scala, la iglesia de Roma a la que iba destinado el encargo, la rechazaron de manera desdeñosa. Los religiosos no supieron entender toda la perturbadora humanidad que subyacía en ese cadáver de una joven ahogada, con sus piernas desnudas e hinchada. El cuadro fue entonces adquirido por la familia de los Gonzaga, siguiendo el consejo de Rubens y, a continuación, pasó manos de Carlos I de Inglaterra para acabar, por último, en Francia.

 

CURIOSIDAD: A los tres cuadros de Caravaggio que se exponen en el Louvre podría añadirse un cuarto, ya que en la buhardilla de una casa de Tolosa, en el Sur de Francia, sus propietarios descubrieron un lienzo titulado Giuditta e Oloferne que, muy probablemente, sea una obra auténtica de este gran maestro. El gobierno francés ha prohibido su exportación, pero si desea agregarlo a la colección del Louvre, ¡tendrá que desembolsar 100 millones de euros!

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