Jacques Louis David fue la figura dominante en la pintura de su época. Dotado de un estilo de ejemplar claridad, prácticamente dos generaciones completas de pintores franceses entre los siglos XVIII y XIX siguieron sus enseñanzas. Nació en París a mediados del siglo XVIII y estudió durante mucho tiempo en Italia, donde quedó enormemente impresionado por las obras de Rafael y los testimonios de las culturas griega y latina. Estas experiencias lo empujaron más tarde a adherirse a los ideales estéticos y estilísticos del neoclasicismo, del que se convertirá en uno de sus maestros indiscutibles.
El cuadro de nombre El juramento de los Horacios, que estás admirando ahora, fue su primera obra maestra, realizada con 36 años durante su segunda estancia en Roma; le fue encargada por el rey Luis XVI y se exhibió con enorme éxito en el "Salón", la famosa exposición de artistas académicos que se celebraba en el Louvre, y en cuyas salas ha permanecido desde entonces.
En este lienzo, que constituirá durante mucho tiempo un modelo para la pintura histórica, David nos presenta un famoso episodio de la historia de Roma, un duelo a muerte entre tres hermanos por un lado y otros tres hermanos por otro, pero lo hace de una manera tal como para suscitar sentimientos que siguen siendo actuales, como la concordia y la pasión política. Observa también la diferencia de actitud entre los hombres guerreros y las mujeres esposas. En el centro de la escena puedes ver al padre de los Horacios, que eleva tres espadas con un gesto solemne y enérgico; sus labios entreabiertos te dan a entender que acaba de pedir a sus hijos que pronuncien el famoso juramento "Roma o muerte", antes del combate contra los Curiacios, que decidirá el resultado de la guerra entre Roma y Alba Longa.
A los tres Horacios los puedes ver a la izquierda del cuadro, alineados con las piernas separadas y el brazo derecho extendido, para indicar su firme decisión y su voluntad común. En el lado derecho puedes distinguir cómo el ambiente es totalmente distinto: aquí, la madre de los Horacios cubre con su velo a dos hijos más pequeños, mientras que su hija Camila, con los brazos colgando, apoya su cabeza sobre la de su cuñada Sabina, esposa del mayor de los hermanos Horacios.
CURIOSIDAD: lo curioso de esta pintura es que fue encargada a David por el rey Luis XVI, ¡pero más tarde se convirtió en un símbolo de la Revolución francesa! El artista no era del todo coherente en sus opciones políticas: dibujó también un famoso boceto de María Antonieta mientras pasaba en un carro que la llevaba a la guillotina.
Idioma: español