Ahora estarás admirando el cuadro La muerte de Sardanápalo de Eugène Delacroix, el exponente más representativo y exuberante del arte romántico francés. Por su afortunada carrera, su carácter expansivo, su larga vida, su forma de pintar rica, a veces incluso exagerada, la monumentalidad de sus pinturas y la variedad de sus temas, Delacroix es el protagonista indiscutible de la vida cultural de la primera mitad del s.XIX.
A continuación, te resumo brevemente su historia: nacido en 1798 en el seno de una familia burguesa acomodada, entró en el mundo de la pintura con veintiún años, cuando conoció a Géricault. De inmediato mostró una clara predilección por los personajes y los temas heroicos, interpretados con luces y colores violentos, un patrón artístico y existencial al que Delacroix dedicó la mayor parte de su vida.
Aunque el director de la Academia de París le sugirió que moderara la violencia de sus representaciones y la intensidad de su pincelada, basta con contemplar sus obras para entender que un carácter tan marcado y un temperamento tan inflexible no iban a resultar fáciles de domar: así queda patente en esta obra maestra del año 1827.
En ella puede verse representada la impresionante masacre ordenada por el rey de oriente Sardanápalo quien, según la leyenda, cuando sintió cerca su muerte ordenó acabar con la vida de todo aquello que poseía: sus caballos, sus perros, e incluso sus escuderos y las mujeres de su harén. El tirano, en el fondo del cuadro, observa la escena tumbado en la cama, con gélida indiferencia.
Como si se tratara de una parodia exótica y suntuosa de la Balsa de la Medusa, Delacroix muestra una maraña de cuerpos y de expresiones entre los que se entremezclan la muerte, la desesperación y la oración.
Pasamos a continuación a otra obra maestra de Delacroix llamada: La libertad guiando al pueblo.
Fue pintada en 1830 y es la representante "oficial", reconocida y apreciada de manera unánime, de la Revolución. La heroína que parece con un pecho desnudo, con la gorra y la bandera es Marianne, el símbolo de Francia. Si te fijas en su cabeza podrás observar como tiene alrededor un halo de luz clara y brillante, como si se tratase de una aureola.
CURIOSIDAD: Durante los movimientos liberales de 1830, Delacroix se alistó en la Guardia Nacional, pero nunca llegó a participar en enfrentamientos armados. Sin embargo, esto no le impedirá, al pintar la Libertad, que se pusiera en la piel de esos héroes desconocidos, en la primera línea de las barricadas, con el sombrero de copa y el fusil en las manos.