La obra maestra de Antoine Watteau que estás admirando, denominada Pierrot o Gilles, es el símbolo de una nueva era en el arte y la cultura francesa, que se desarrolla entre el final de la larguísima monarquía absoluta de Luis XIV y la coronación de Luis XV, con la consolidación del estilo sutilmente erótico que tanto gustaba a Madame de Pompadour.
Se trata de los años teñidos de desencanto y elegancia de la Regencia, entre los años 1715 y 1723. Bajo la apariencia de temas "banales", se aprecia una sensación de nostalgia, una profunda melancolía que se cuela en escenas aparentemente divertidas.
Gran amante del teatro, Watteau conoce las reglas del encubrimiento, de la ficción, de la relación entre los gestos, las expresiones y las emociones: para ello, el mundo de las máscaras de la Comedia del Arte se convierte en el reflejo de las inquietudes, de las ambigüedades y de esa sensación de inseguridad que toda la pompa y el esplendor de la época de Luis XIV habían tratado de borrar.
Este Pierrot es uno de los cuadros más importantes de Watteau y uno de los pocos en los que las imágenes alcanzan casi el tamaño natural. Este personaje es una de las máscaras más famosas de la Comedia del Arte, tal y como fue puesta en escena en el muy apreciado Théâtre des Italiens, el teatro de los comediantes italianos. Junto con el personaje principal, pueden identificarse otros cuatro personajes: Cassandro a lomos de un asno a la izquierda, la pareja de enamorados Leandro e Isabel y, por último, en la esquina inferior derecha, el capitán que, bajo diversas formas, siempre perseguía al pobre Pierrot.
El tamaño excepcional del cuadro y la pincelada más clara y definida respecto al resto de obras de Watteau sugieren que la imagen podría haberse empleado como cartel teatral. Sin duda, se trata de una obra relativamente tardía, que Watteau probablemente pintara encontrándose ya afectado por la enfermedad que acabaría segando su vida en 1721 siendo aun joven, con tan solo treinta y siete años.
En 1804, en contra de la opinión del pintor Jacques Louis David, el Barón Vivant-Denon compró el cuadro por una cifra muy baja a un comerciante de arte parisino que lo utilizaba como cartel de su galería. El Barón mantuvo la obra dentro de su colección, sin dirigirla al Louvre, pero pocas décadas después, la cotización del cuadro subió vertiginosamente: algunos coleccionistas ingleses se ofrecían a pagar un precio mil veces superior al de la compra inicial! Por lo que, finalmente, fue donado al Louvre en 1869.
CURIOSIDAD: Recientemente, un especialista español ha sugerido la hipótesis de que Watteau no muriera de tuberculosis, como siempre se creyó, sino intoxicado por el albayalde, la sustancia que empleaba para pintar el color blanco en este y otros muchos cuadros.