Antes de entrar en la Catedral, te aconsejo como de costumbre que des una vuelta por su exterior, para disfrutar de algunos espectaculares detalles arquitectónicos, especialmente en las fachadas laterales y en la parte posterior.
Pero antes de iniciar la vuelta, te informo de que hay una entrada adicional que te da la posibilidad de subir a la parte más alta de las torres. Vale la pena hacer frente a los 422 escalones para admirar unas vistas impresionantes de París en compañía de las gargouilles, las famosas esculturas demoníacas de las que te he hablado en el archivo anterior.
Pero ahora, con los pies en la tierra, comienza a bordear la catedral empezando por la fachada lateral, una de las obras maestras más puras de la arquitectura gótica, en la que el rosetón de 21 metros de diámetro aún conserva las vidrieras originales del siglo XIII.
Al lado puedes visitar el Musée de Notre-Dame, donde gracias a sus pinturas y grabados conocerás cómo eran el edificio y el barrio antes de las primeras demoliciones y de las restauraciones decimonónicas. No te pierdas tampoco las representaciones de los montajes y las decoraciones de la iglesia con motivo de las fiestas religiosas o reales. También podrás admirar algunos objetos relacionados con el cristianismo en París, incluida una copa paleocristiana con las letras griegas ji y ro en mayúscula, las dos primeras letras de la palabra Cristo, que constituyen su símbolo más antiguo.
La parte trasera de la Catedral puedes contemplarla desde el jardín de la placita dedicada al papa Juan XXIII, pero si quieres una perspectiva más amplia, te aconsejo que vayas hasta el quai de la Tournelle, al otro lado del Sena. Esta parte se considera la más bella por parte de los entendidos en arquitectura gótica, aunque por supuesto la imagen más famosa de Notre Dame es la de la fachada principal. Como ves, la parte posterior de derrama en una corona de capillas, sobre las que se insertan los esbeltos contrafuertes, realizados a finales del siglo XIII, y que sustentan la estructura, permitiendo la apertura de grandes ventanales alargados.
La aguja sutil y afilada que ves elevarse sobre la parte central de la iglesia es de madera recubierta de plomo, tiene 90 metros de altura y se renovó con las restauraciones del siglo XIX.
CURIOSIDAD: la campana principal, visible desde la parte superior de la fachada, tiene nombre: Emmanuel. Al parecer, la pureza de su tañido es mérito de las mujeres parisinas, que lanzaron piedras preciosas y oro al crisol cuando la campana se fundió en el siglo XVII. Las campanadas de Emmanuel resonaron durante toda la noche del 24 de agosto de 1944, cuando la Île de la Cité retornó a manos francesas después de la ocupación nazi.