Audio Guide length: 2.21
Autor: STEFANO ZUFFI E DAVIDE TORTORELLA
español Idioma: español

Y ahora pasemos revista a los edificios que rodean de manera uniforme y simétrica la place Vendôme. Por cierto, todavía no te he dicho que la plaza lleva el nombre del hijo ilegítimo del rey Enrique IV, el duque de Vendôme, que poseía aquí un palacio, hoy desaparecido.

Una serie de arcos discurre por la parte inferior de los edificios, mientras que en los dos órdenes superiores puedes ver parejas de ventanas superpuestas, que se alternan con columnas corintias en bajorrelieve, todo ello coronado por los apartamentos con las características ventanas realizadas en los tejados, llamadas mansarde, en honor al arquitecto Jules Hardouin-Mansart, uno de los protagonistas de la arquitectura barroca europea, que diseñó esta plaza.

Después de soñar despierto delante de los escaparates de las boutiques que, con la elegancia y el lujo de sus piezas y sus precios mantienen viva la tradición de la alta joyería, la relojería y la alta costura francesas, párate en la puerta del número 12: aquí vivió durante algunos años el gran compositor y pianista Frédéric Chopin.

En el lado opuesto de la plaza, en la fachada del edificio de enfrente, en el número 13, actual sede del Ministerio de Justicia, busca la escultura de mármol del metro que se colocó ahí a finales del siglo XVIII, para que los parisinos se familiarizasen con la nueva unidad de medida nacional adoptada durante el periodo de la Revolución.

¡Pero lo más destacado de la plaza lo encontrarás en el cercano número 15!: es la entrada del mítico Hotel Ritz , que entre sus suntuosas paredes ha alojado a gigantes de la literatura como Marcel Proust, Francis Scott Fitzgerald, J.D. Salinger y Ernest Hemingway, este último gran consumidor de los martinis que le servían en el bar que actualmente lleva su nombre, y no nos olvidemos de la gran diseñadora de moda Coco Chanel, cuya emblemática tienda ya habrás visto en el número 18 de esta misma plaza.

 

CURIOSIDAD: las paredes del Hotel Ritz han visto literalmente de todo, aunque su huésped más excéntrico fue probablemente la marquesa italiana Luisa Casati, que paseaba por el hall vestida únicamente con un abrigo de piel, llevando dos guepardos con una correa. Pero el mayor problema era su amada pitón, que se comía un conejo vivo al día y que de vez en cuando se escapaba de la habitación aterrorizando a los clientes.

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