Ahora que te has familiarizado con el palacio, es el momento de visitar la capilla. Así que ve a la entrada principal del Palacio de Justicia, que se corresponde con el Cour de Mai, el Patio de Mayo, cerrado por una hermosa cancela dieciochesca. Los muros que lo rodean datan también del siglo XVIII, con abundantes retoques decimonónicos.
Aunque el resto de partes del palacio han sido modificadas, podrás ver la capilla exactamente como la veían los reyes medievales de la dinastía de los Capetos, aparte de las inevitables restauraciones. Por su parte, la aguja que se encuentra en la parte superior del complejo fue reconstruida en el siglo XIX. Es muy alta y afilada y está revestida de plomo, ¡pesa nada menos que 230 toneladas!
Construida en 1242, la capilla te ofrece uno de los mejores ejemplos del estilo gótico maduro, y prepárate para el emocionante espectáculo de sus extraordinarias vidrieras. La capilla se llama "santa" debido a las preciosas reliquias que depositó en ella Luis IX, el rey que fue santificado por haber combatido en la Séptima y Octava Cruzadas. Estas reliquias, entre ellas unos fragmentos de la Cruz y de la corona de espinas de Cristo, estaban consideradas como un auténtico tesoro del reino de Francia: durante la Revolución se dispersaron en parte, y el baldaquino que las que contenía fue destruido.
No tienes más que ver la fachada, con sus dos pórticos superpuestos, para entender que el interior está dividido en dos plantas. Además, la forma particular de la capilla, de 42 metros de altura pero sólo 36 de ancho, preveía evidentemente un doble espacio horizontal: de hecho, una capilla inferior más baja y robusta sostiene la de la parte superior, muy ligera y esbelta. La decoración escultórica de la fachada se rehízo a mediados del siglo XIX.
La entrada da inmediatamente a la capilla inferior, que estaba reservada al personal del palacio: en el suelo puedes contemplar lápidas funerarias medievales. Las bóvedas tienen 6 metros y medio de alto y se apoyan en catorce columnas bajas. Por desgracia, la apariencia del conjunto está un poco falseada por las importantes restauraciones decimonónicas.
CURIOSIDAD: la aguja de la Sainte Chapelle se ha comparado a menudo con el mástil de un barco, de hecho, la punta de la isla parece la proa de una embarcación que surca el Sena. La isla también está vinculada con el escudo y el lema en latín de la ciudad de París, en el que está representado un barco con la inscripción "fluctuat nec mergitur", "flota sin que se hunda".