Te encuentras en Oia, la maravillosa población situada al noroeste de la isla, sobre el puerto de Ammoudi. Este hermoso pueblecito se encuentra en el extremo de Santorini, frente a la isla de Therasia, y está considerado el mejor lugar para ver el atardecer. Desde aquí podrás hacer unas fotos inolvidables, dignas de las mejores postales.
Su nacimiento data del año 1650 y, entre finales del siglo XIX y principios del XX, fue uno de los centros económicos más prósperos de la isla, gracias a una flota de buques mercantes de unos 130 barcos dedicados al sector comercial.
Aunque se parezca a Fira y a otros muchos pueblos de las Cícladas, Oia tiene una característica que la hace única e incluso aún más fascinante: las calles principales que la atraviesan están pavimentadas con un elegante mármol.
En el pasado había fortificaciones venecianas, construidas principalmente para defenderse de los ataques piratas que infestaban esta zona del mar Egeo, de las que solo quedan unas pocas ruinas, principalmente debido a los terremotos.
Si te fascinan los barcos y la historia, puedes visitar el pequeño pero interesante Museo Náutico, de dos plantas, que recopila maquetas de barcos, uniformes de marineros, fotografías y otros objetos que revelan aspectos de cómo era la vida antes de que la isla se convirtiera en un destino turístico.
Te recomiendo que incluyas en tu visita un paseo hasta el pequeño puerto de Ammoudi y, si puedes, almorzar o cenar junto al mar en una de sus acogedoras tabernas. Mientras subes los escalones del recorrido, detente a contemplar desde abajo la meticulosidad con que las casas se sitúan a lo largo del acantilado, creando un ambiente encantador. Muchas de estas casas se han tallado en la roca literalmente y, en el pasado, en ellas vivían los marineros de la flota mercante y los oficiales.
Me despido con una curiosidad: el 9 de julio de 1956, un terremoto de magnitud 7,7 causó graves daños en Santorini y originó un tsunami con olas de hasta 25 metros de altura que llegó incluso a las costas de la isla de Amorgos, a unos 90 kilómetros de distancia.