El asentamiento, hoy yacimiento arqueológico conocido como Antigua Thera, fue fundado entre los siglos IX y VIII a.C. por colonos dorios procedentes de Esparta, liderados por Theras, de quien la isla tomó originalmente su nombre.
Los recién llegados eligieron como sede el promontorio rocoso de Mesa Vouno, de casi 400 metros de altura: un lugar que ofrecía una defensa natural y, al mismo tiempo, control sobre las rutas marítimas del Egeo.
Durante el periodo helenístico, bajo la influencia de la dinastía de los Ptolomeos de Egipto, la ciudad experimentó un notable desarrollo: se estableció allí una guarnición militar y se construyeron edificios monumentales, teatros y santuarios.
En los siglos posteriores, Thera pasó bajo dominio del Imperio Romano y luego del Bizantino, aunque fue perdiendo progresivamente importancia. Después del siglo VII d.C., el asentamiento fue abandonado poco a poco, y la erupción del año 726 d.C. contribuyó al despoblamiento definitivo de la zona.
Hoy, caminar entre sus ruinas te permite revivir más de un milenio de historia, desde el mundo dórico hasta la época bizantina.
Curiosidad: Como te mencioné, el nombre Thera proviene de Theras, el jefe de los colonos dorios que fundó la ciudad en el promontorio de Mesa Vouno. Antes de eso, la isla se llamaba Kalliste, que significa “la bellísima”.
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