En esta sala, te aconsejo que te detengas en el retrato de Lucina Brembati, una figura femenina en primer plano de la Bérgamo de principios del siglo XVI, obra del gran maestro del Renacimiento veneciano Lorenzo Lotto, realizada entre 1521 y 1523.
Las preciosas joyas ensalzan la autoestima de la mujer, retratada de forma realista a juzgar por la asimetría del rostro, el mentón robusto y la mirada perspicaz. La dama viste un tocado llamado capigliara, hecho de tela, perlas y pelo postizo. En la época, estaba muy de moda porque lo llevaba siempre Isabel de Este, una de las mujeres más influyentes del Renacimiento.
Para descubrir el nombre de la dama del cuadro, hay que resolver un acertijo. Mira atentamente la pequeña luna que ilumina el cielo nocturno: están escritas las letras C e I. Si metes estas dos letras en el centro de la palabra luna, ¡obtendrás Lucina!
Te recomiendo especialmente otro cuadro de Lorenzo Lotto: el Matrimonio místico de Santa Catalina.
El pintor lo realizó en 1523 por encargo del comerciante bergamasco Niccolò Bonghi, que es el hombre con vestimenta del siglo XVI situado en la parte izquierda del cuadro. El lienzo sorprende por el brillo de los colores del grupo central, recorrido por una sensación de inquietud. La escena representa el matrimonio simbólico entre Jesús que, como ves, tiende un anillo, y Santa Catalina de Alejandría de Egipto, que fue martirizada precisamente por no haber querido casarse, alegando que ya estaba casada con Cristo.
Ahora, pasa al cuadro titulado Retrato de caballero, del pintor de Cremona Altobello Melone.
Representa a un fascinante y pensativo joven, vestido a la última moda, mientras que, al fondo, pasan otros personajes y una tormenta está a punto de estallar.
El joven, que sujeta el mango del puñal mientras mira al horizonte, hace un tiempo se creía que era César Borgia, hijo ilegítimo del papa Alejandro VI.
Curiosidad: en lugar de la parte gris del cuadro Matrimonio místico de Santa Catalina, antes había una ventana abierta a un paisaje del monte Sinaí. Parece ser, aunque no es seguro, que durante un asedio francés, un soldado encontró el lienzo, que estaba escondido en la iglesia de San Michele, y cortó esa parte.