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Alucinantes. Es lo mínimo que se puede decir para transmitir la espectacularidad de las murallas que construyeron los venecianos hace 400 años y que, desde entonces, ejercen de baluarte de Ciudad Alta. Un circuito de seis kilómetros de largo y hasta 20 metros de alto, como un edificio de siete plantas, de gran grosor para resistir a cualquier tipo de bombardeo de la época y esconder los pasadizos internos y la artillería.

Las murallas están intactas. Las cuatro grandiosas puertas monumentales de acceso a Ciudad Alta aún presentan el emblema de Venecia: el león de San Marcos, restaurado en 1958 durante el proceso de restauración de las puertas. A lo largo del recorrido, verás cientos de aberturas para la artillería y nada menos que 14 baluartes, que son los enormes sectores tapiados que emergen en forma de punta de lanza que servían para la defensa avanzada y para atacar, desde posiciones salientes, a los enemigos que consiguieran alcanzar las murallas.

Dentro de las murallas hay dos polvorines indestructibles, caminos y cuarteles, además de un complejo sistema subterráneo formado por pasadizos secretos y galerías. No dejes escapar la oportunidad de sumergirte en las entrañas de las murallas y visitar las cannoniere, los lugares en los que se almacenaban la artillería y las municiones. Las puedes visitar con seguridad gracias a la asociación espeleológica Le Nottole.

Pero, ¿cuándo y por qué se realizó una obra tan cara e imponente, para la que se demolieron más de 250 edificios y en la que trabajaron miles de hombres durante veintisiete años? La República de Venecia terminó el colosal proyecto en 1588, cuando aún gobernaba Bérgamo, con el fin de defenderse de Milán, dominada por los españoles, y así salvaguardar el comercio con Europa.

No obstante, todo esfuerzo resultó en vano: la fortificación no sufrió ningún asedio y la artillería no disparó ni una sola vez.

Con el tiempo, las murallas fueron perdiendo todas sus funciones defensivas y quedaron abandonadas. Hoy en día, ofrecen un paseo fascinante y unas vistas espectaculares de la ciudad y de los Alpes bergamascos.

Me despido con una curiosidad: el 3 de julio de 2016, más de 11.000 personas se reunieron alrededor del perímetro de las murallas para darse un abrazo, gesto que entró en el Guinness World Records durante algunos meses. El objetivo de esta iniciativa era promover la candidatura de las Murallas Vénetas para entrar a formar parte del patrimonio de la Unesco. ¡Y funcionó!

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