Te encuentras en el auténtico corazón de Bérgamo Alta. Durante siglos, esta plaza ha sido la sede del poder político y de los mercados, el punto de reunión para las fiestas, lugar de paso para las procesiones y de administración de justicia, y donde se hacía vida social.
Los edificios que rodean la Piazza Vecchia, nobles e impecables, están dispuestos con una regularidad armoniosa que contribuye a una visión de conjunto de la plaza que es motivo de orgullo para los bergamascos. Tanto es así, que hasta el gran arquitecto y urbanista Le Corbusier afirmó: «No se puede tocar ni siquiera una piedra, sería un delito».
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la plaza actual es el resultado de la demolición de casas y talleres medievales, sacrificados durante el Renacimiento para adaptarse a las nuevas exigencias de representación y decoro de la ciudad.
En época romana, aquí había un foro, lugar de negocios, con templos dedicados a las divinidades del estado. Y justo aquí, en la segunda mitad del siglo XII, se construyó el Palazzo della Ragione, la gran mole que domina la plaza.
En el centro se encuentra la fuente Contarini, del siglo XVIII, que le da un toque de gracia. Es un regalo que Alvise Contarini, gobernador de la República de Venecia, le hizo a Bérgamo en 1780, cuando dejó su cargo en la ciudad.
Un dato interesante: en 1885, quitaron la fuente para ceder espacio a la estatua de Giuseppe Garibaldi; más tarde, a principios del siglo XX, el monumento de Garibaldi se trasladó a Ciudad Baja y la fuente recuperó la posición que ves actualmente en la plaza.
Al lado del imponente arco, se encuentra la Torre Cívica, conocida como el Campanone.
A la derecha de la torre, puedes ver la larga fachada del Palazzo del Podestà, que gobernaba la ciudad en la Edad Media. La fachada ahora aparece desnuda, pero en el siglo XV, el gran arquitecto Bramante, un auténtico maestro de la perspectiva, pintó en ella a siete filósofos asomados a una logia que parecían de verdad.
El edificio que se encuentra en el lado opuesto, de un blanco impoluto, es el Palazzo Nuovo, cuya construcción se inició a principios del siglo XVII y se terminó unos siglos más tarde. Parece increíble, pero la fachada, elegante y rítmica, es de 1928.
Actualmente alberga la Biblioteca Angelo Mai, una de las más importantes de Italia, donde se conservan antiguos manuscritos de gran valor.
Curiosidad: todas las noches a las diez, el Campanone sigue dando cien campanadas, que hace tiempo servían para avisar a los habitantes del toque de queda y del cierre de las puertas de acceso a Ciudad Alta.
