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español Idioma: español

El Sentierone es un lugar de paseo urbano, un punto de encuentro, un sitio para pasar el tiempo libre e ir de compras en Bérgamo Baja.

Se encuentra en el área que en el siglo XVIII ocupaba la célebre feria de la ciudad, donde recupera su vivaz atmósfera de punto de encuentro y de intercambios. Como antaño, aquí se celebran a menudo numerosas manifestaciones y eventos de todo tipo, y los alegres puestos animan el centro en cualquier época del año.

Recorre los luminosos arcos del Quadriportico, adornados con incrustaciones de mármol, y déjate seducir por la vida local: restaurantes, boutiques y tiendas para todos los gustos, vistas y callejuelas de un encanto sutil. Te moverás como pez en el agua. Y para terminar, ¿qué mejor que un café o un aperitivo en uno de los locales que dan vida a esta parte de la ciudad?

En cambio, si eres un amante de la música o del teatro, solo tienes que cruzar la calle: el célebre teatro dedicado al gran compositor bergamasco Gaetano Donizetti te está esperando.

El Sentierone se construyó en 1620, pero a principios del siglo XX la zona se remodeló por completo según el proyecto del arquitecto Marcello Piacentini. Piacentini, con la construcción del llamado Quadriportico, transformó la antigua avenida en el eje principal del que desde entonces se llama Centro Piacentiniano, un conjunto de elegantes edificios que aún hoy son el eje de Ciudad Baja.

 

Ahora, pon en pausa el audio y dirígete a la adyacente Piazza Vittorio Veneto.

 

En la plaza predominan las austeras fachadas de los bancos y destaca el obelisco dedicado a Napoleón. La torre que ves está dedicada a los caídos, y es el símbolo moderno de la ciudad. Su construcción en piedra, en perfecta consonancia con las torres de Bérgamo Alta, autorizó el cambio del centro político y administrativo a Bérgamo Baja.

Si subes a lo alto de la torre, desde sus 45 metros de altura podrás disfrutar de un panorama extraordinario.

 

Me despido con una curiosidad: en 1998, un cable directo conectaba la cercana Piazza Dante con la sección de maternidad del hospital de la ciudad. Por cada nacimiento, los padres podían pulsar un botón. Cuando las farolas de la plaza se iluminaban con una luz más intensa, significaba que en ese momento acababa de nacer un niño.

 

 

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