Villa Monastero, como se puede intuir por el nombre, era originalmente un edificio religioso, dedicado a la Santísima Virgen, construido hacia 1200 y activo hasta mediados del siglo XVI.
En 1569, la familia Mornico adquirió la propiedad y la transformó en una espléndida villa. De la familia Mornico, propietaria del complejo hasta 1862, se conserva la distribución original del edificio y parte de la decoración interior.
El aspecto actual de Villa Monastero se debe principalmente a su penúltimo propietario, el alemán Walter Erich Jacob Kees, nacido en Leipzig, que a principios del siglo XX renovó completamente la villa en un estilo ecléctico y amplió considerablemente el jardín, que hoy se extiende unos dos kilómetros a lo largo de la orilla del lago. En el interior, mandó construir la gran escalera de mármol, inspirada en la de la biblioteca de su ciudad natal, Leipzig, y decoró cada sala con un estilo diferente.
Si hoy se puede visitar esta joya es gracias a la generosidad de sus últimos propietarios, el matrimonio De Marchi, que en 1936 donó la villa al Estado italiano para convertirla en museo y centro de estudios. La esposa, Rosa Curioni, donó incluso algunas de sus prendas, que ahora se exponen en la planta superior.
Además de las 14 maravillosas salas abiertas al público, llenas de frescos, tapices, muebles y enseres de época, Villa Monastero alberga un centro de conferencias científicas de renombre internacional. La Sociedad Italiana de Física organiza aquí todos los veranos los cursos de la Escuela Internacional de Física Enrico Fermi, que lleva el nombre del Premio Nobel italiano que dio aquí algunas clases en 1954.
La verdadera joya de la villa es el magnífico jardín repleto de esculturas, juegos de agua, pequeños templos, balaustradas de piedra e hierro forjado y, sobre todo, cientos de especies diferentes de plantas y flores que pueblan este rincón paradisíaco: cipreses, palmeras exóticas, cítricos, helechos, rosas inglesas ¡e incluso un platanero que da frutos todos los años!
Curiosidad: Marco De Marchi, licenciado en Ciencias Naturales, fue de los primeros en Italia en dedicarse al estudio de la hidrobiología. Tras su muerte, legó al Estado Villa Monastero y Villa Pallanza, situadas en el lago Maggiore, para que se convirtieran en centros de estudio de este campo. Gracias a sus legados, en 1938 se fundó el Instituto Italiano de Hidrobiología, que lleva su nombre y desde 1977 forma parte del CNR, el Consejo Nacional de Investigación de Italia.