Anacapri, el municipio situado en la parte más alta de Capri, es rico en historia y lugares fascinantes para explorar.
Empecemos por Villa San Michele, la residencia que el médico y escritor sueco Axel Munthe construyó sobre las ruinas de una villa romana. Esta villa no es solo una obra maestra de la arquitectura, sino también un lugar mágico, repleto de obras de arte y antigüedades, con un exuberante jardín que ofrece una de las vistas más espectaculares de la isla. Munthe, apasionado del arte y la arqueología, durante los 56 años que pasó en la isla, reunió aquí una notable colección de increíbles objetos antiguos y, finalmente, escribió el libro Historia de San Michele, traducido en todo el mundo, donde narra precisamente la historia de la construcción de la villa.
Continuando con la visita a Anacapri, no puedes perderte la Iglesia de San Miguel Arcángel, obra del arquitecto napolitano Antonio Domenico Vaccaro, famosa por su extraordinario suelo de mayólica que representa la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Se construyó a principios del siglo XVIII por orden de la fundadora del convento contiguo, incorporando una iglesia preexistente.
A lo largo de la calle principal de Anacapri se encuentra la Casa Rossa, un ecléctico edificio-museo que combina elementos arquitectónicos tradicionales de Capri con influencias moriscas. Esta casa-museo fue construida por el oficial estadounidense John Clay MacKowen a finales del siglo XIX, junto a una torre aragonesa del siglo XV. Alberga exposiciones temporales y una colección permanente que cuenta la historia de Capri, desde sus orígenes geológicos hasta la época moderna. Si su fachada roja ya te parece extravagante entre los colores apagados del centro de Anacapri, espera a descubrir el interior, donde se alternan elementos de estilo clásico, medieval, morisco y oriental.
Por último, te recomiendo subir en telesilla hasta el punto más alto de la isla: la cumbre del Monte Solaro, a 600 metros de altitud. El trayecto dura varios minutos y ofrece una perspectiva única de la isla y del mar que la rodea, con impresionantes vistas que van desde el golfo de Nápoles hasta la península sorrentina, pasando por las islas circundantes.
Curiosidad: en una balaustrada de Villa San Michele hay una esfinge egipcia que parece estar mirando hacia el horizonte. Cuenta la leyenda que acariciarla con la mano izquierda mirando al mar trae buena suerte.