COSTA AMALFITANA Introducción

Te doy la bienvenida a la Costa Amalfitana, el tramo de costa comprendido entre Positano y Vietri sul Mare, con vistas al Golfo de Salerno.

Este tesoro italiano, llamado la «Costa Divina», revela su magia a través de fascinantes localidades como Positano, Amalfi, Ravello y Cetara, pero también alberga joyas menos conocidas, como Atrani, Praiano y Minori. Este tramo de costa, además de sus paisajes, playas y senderos panorámicos, también encierra testimonios de siglos de historia. Aquí podrás descubrir obras maestras de la arquitectura, como la Catedral de Amalfi, las villas de Ravello y la villa romana de Minori, un tesoro arqueológico que te hará retroceder dos mil años en el tiempo.

Los antiguos romanos ya habían elegido la Costa Amalfitana como lugar para construir espléndidas villas.

Sin embargo, el periodo de máximo desarrollo y esplendor de estas villas se remonta a la Edad Media, especialmente al periodo comprendido entre finales del siglo IX y la primera mitad del siglo XI, cuando Amalfi se convirtió en una de las cuatro ciudades italianas con mayor influencia comercial en el Mediterráneo.

En tu viaje por la Costa Amalfitana, cada lugar te brindará experiencias inolvidables en un entorno único.

Te enamorarás de bellezas naturales como las playas de Praiano, bañadas por aguas cristalinas, la Gruta Esmeralda de Conca dei Marini y el sugerente Fiordo di Furore. Además, si te gusta caminar, no pierdas la oportunidad de recorrer el Sendero de los Dioses, una ruta panorámica que conecta el pueblo de Bomerano con Nocelle, cerca de Positano.

Recuerda que, desde la Costa Amalfitana, también puedes aprovechar para explorar otros destinos extraordinarios, como Sorrento y Capri, y ampliar tu viaje con una variedad de paisajes inolvidables.

Curiosidad: Frente a la costa de Positano se encuentran las islas Li Galli, también conocidas como archipiélago de las Sirenas. Cuenta la leyenda que aquí, hace mucho tiempo, las sirenas oyeron a Orfeo tocar la lira. Al oír aquella música maravillosa, que superaba incluso su propio canto, las sirenas, humilladas, se transformaron en las rocas que hoy forman el archipiélago.