Gilbert Clavel (1883-1927), nacido en una familia adinerada suiza, fue un personaje polifacético que dejó una huella indeleble en el mundo del arte, la literatura y la arqueología.
Su historia personal estuvo marcada por problemas físicos y pulmonares, y el mar se convirtió en una fuente de renacimiento e inspiración para él. Fue así como llegó a Italia, a Nápoles, descubriendo Capri y la Costa de Amalfi. Clavel describió el mar y las tierras circundantes como elementos vitales que lo despertaban a la vida, desafiando sus debilidades físicas. Se graduó en arqueología en 1907 y se estableció en Italia, dividiendo su tiempo entre la isla de Capri y Positano, donde adquirió una torre.
Clavel, que destacaba por su inteligencia y generosidad, gracias a su conocimiento de varios idiomas y al encanto de su cultura cosmopolita, se convirtió en un punto de referencia para artistas e intelectuales que frecuentaban Capri. Entre sus visitantes ilustres se encontraban personajes de la talla de Diághilev, Picasso, Cocteau y Marinetti.
Durante sus viajes, Clavel conoció a Fortunato Depero en 1917, acercándose al movimiento futurista. Este encuentro marcó el inicio de una intensa colaboración artística, que culminó en la publicación en 1918 del célebre texto "Un instituto para suicidas", ilustrado precisamente por Depero. Juntos, los dos artistas realizaron los famosos "Ballets Plásticos", presentados con gran éxito en Roma en 1918, convirtiéndose en un referente del Futurismo artístico.
Durante un viaje a Roma, Clavel entró en contacto con Mijaíl Semiónov, un comerciante de arte ruso que lo introdujo en el mundo de los artistas de vanguardia, incluidos Depero, Picasso y Cocteau. Su amistad y colaboración artística tuvieron un impacto significativo en la escena cultural de la época, influenciando también la vida y el arte de Positano.
La torre que Clavel adquirió en Positano, la Torre Fornillo, se convirtió en el símbolo de su lucha contra las adversidades y su búsqueda de belleza y significado en la vida. Gracias a su compromiso y espíritu visionario, Positano experimentó un período de renacimiento artístico y cultural, convirtiéndose en un centro de atracción para intelectuales y artistas de todo el mundo.