Vietri sul Mare es conocida, sobre todo, por su tradición cerámica, que floreció en torno al siglo XVII y que ha continuado gracias a la pasión y dedicación de generaciones de artesanos. Este antiguo arte ha hecho que Vietri sea famosa en todo el mundo, con sus coloridas cerámicas adornando casas, plazas e iglesias.
Además de visitar los talleres de artesanía, al pasear por las callejuelas descubrirás que esconden una rica y fascinante historia que se remonta a la época romana.
De hecho, aquí se alzaba la ciudad etrusca de Marcina, dedicada principalmente al comercio. A lo largo de los siglos, Vietri sul Mare ha sido objeto de diversas dominaciones, como la bizantina, la normanda y la aragonesa, las cuales dejaron su huella en la cultura y la arquitectura del lugar.
El centro histórico es un encantador laberinto de calles empedradas, escaleras y arcos que ofrecen vistas pintorescas en cada esquina, como la Iglesia de San Juan Bautista, con su majestuosa fachada, en cuyo centro destaca el tondo que representa al santo, así como su cúpula decorada con mayólicas de colores, uno de los símbolos de la ciudad. En su interior, además de varias obras de arte sacro, entre las que se encuentra un valioso políptico que representa a la Virgen amamantando al Niño, se puede admirar un magnífico artesonado dorado del siglo XVII, ricamente decorado.
Uno de los lugares más originales por descubrir es la Villa Comunale, con vistas al mar, un lugar ideal para un paseo desde el que contemplar el paisaje. Aquí, la fusión de arte y naturaleza es palpable, con coloridas cerámicas que decoran bancos, paredes y detalles arquitectónicos, creando un ambiente único.
No dejes de visitar el interesante Museo della Ceramica, situado en el Palazzo della Provincia, donde podrás sumergirte en la historia de la cerámica de Vietri entre muestras de piezas antiguas y contemporáneas que narran la evolución de este arte.
Me despido con una curiosidad: las grandes rocas que ves desde Vietri se llaman Scoglio dei due Fratelli. Según una leyenda, fueron creadas por el dios del mar, Poseidón, en memoria de dos jóvenes pastores que murieron ahogados al intentar salvar a su hija, que se estaba ahogando durante una tempestad.