Las especialidades de Palermo por excelencia pertenecen a la comida callejera, como los bocadillos de bazo, es decir, con rebanadas de bazo y pulmón de ternera fritos en manteca de cerdo: lo puedes pedir schiettu, simple, o maritatu, con escamas de queso caciocavallo o requesón. También puedes probar las panelle, tortitas saladas de harina de garbanzos y crocchè, croquetas de patatas fritas, que también se pueden comer en bocadillo. Por último, las arancine, unas bolas de arroz empanizado y frito, normalmente rellenas de salsa de carne picada, guisantes y caciocavallo, o dados de jamón cocido y mozzarella.
Un buen almuerzo comienza con el aperitivo más típico de Palermo: la caponata, trocitos de berenjena fritos y luego cocidos en una salsa de tomate agridulce, con apio, alcaparras, cebolla y aceitunas verdes machacadas. También tienes el Mussu e carcagnòlu, vísceras de ternera hervidas y sazonadas con limón, o la ensalada de naranjas y sardinas. El mussu e carcagnòlu forma parte de la categoría de comida callejera que puedes probar en numerosos puestos repartidos por casi toda la ciudad, principalmente en el casco histórico y en los barrios populares.
Entre los primeros platos, te recomiendo los característicos anelletti al forno, una pasta en forma de anillo sazonada con salsa de carne picada, tomate y guisantes que se cuece en el horno. También es muy popular la pasta con le Sarde, espaguetis aderezados con sardinas, piñones e hinojo. Si eres vegetariano, no te pierdas la pasta chî vròcculi arriminàti, con coliflor, piñones, pasas y pan rallado.
El segundo plato de Palermo por excelencia son le Sarde a Beccafico, sardinas al horno enrolladas alrededor de una mezcla de pan rallado, ajo y perejil picado, pasas, piñones, sal, pimienta y aceite de oliva. También puedes probar el asado empanado en Palermo, que no es un asado, sino una chuleta que se pasa por aceite de oliva y pan rallado y se fríe.
No te vayas sin probar los postres: los famosos cannoli sicilianos, rellenos de requesón; la cassata, una tarta de bizcocho, pasta de almendras, requesón y fruta confitada, y la frutta di Martorana, pasta de almendras y azúcar realizada en forma de fruta.
Curiosidad: ¿sabías que el dulce más vendido del mundo nació en Palermo? Al cocinero Francesco Procopio dei Coltelli le debemos la invención del delicioso helado.
La ciudad está llena de heladerías que elaboran helados caseros de todo tipo y para todos los gustos. Si eres un amante del sabor a pistacho, te sugiero que optes por el de Raffadali, que compite con el de Bronte, más famoso.
¡Que aproveche!