El prestigioso Teatro Massimo Vittorio Emanuele es el más grande de Italia y el tercero de Europa después de la Ópera de París y la Staatsoper de Viena, con una superficie de más de 7.700 metros cuadrados.
La administración de la ciudad deseaba profundamente construir este teatro, que recibió el nombre del rey de Italia, Vittorio Emanuele, como símbolo evidente de la nueva identidad de Palermo como ciudad de un país unido y del papel influyente que los dirigentes desempeñarían en el nuevo país.
La construcción, apoyada y financiada por algunos de los empresarios más ilustrados de la época, tuvo lugar entre 1875 y 1897, bajo el proyecto del arquitecto palermitano Giovanni Battista Filippo Basile.
Cuando el arquitecto murió, se encargó de continuar la obra su hijo Ernesto, una estrella emergente de la cultura arquitectónica de la Belle Époque, período que abarca las décadas que precedieron a la Primera Guerra Mundial, cuando todo parecía ir bien y se quería transmitir una sensación de confianza en el progreso también mediante el arte y la arquitectura.
La amplísima fachada del edificio destaca por la monumental columnata que domina la alta escalera, y que recuerda la forma de un templo clásico para dar la idea de «templo de la música». Detrás de la columnata, se encuentra la enorme cúpula hemisférica y los lados se ensanchan para albergar las gradas.
En su interior, la lujosa sala diseñada por Ernesto Basile tiene la clásica forma de herradura, con cinco niveles de palcos más la galería, y es famosa por la perfección de su acústica. Originalmente tenía capacidad para 3.000 espectadores, hoy reducida a 1.381 por razones de seguridad.
El techo está formado por la «rueda simbólica», una inteligente solución técnica compuesta por once partes móviles que se abren hacia arriba para permitir la circulación del aire.
Me despido con una curiosidad: en el Teatro Massimo tiene lugar el intenso final de la famosa película de 1990, El padrino parte III, de Francis Ford Coppola. Aquí, Anthony Corleone, hijo de Michael, interpretado por el gran Al Pacino, aparece en la obra Cavalleria Rusticana de Mascagni, interpretando el papel de Turiddu. Y en las escaleras del teatro, un sicario mata por error a Mary Corleone, hija de Michael, en la última y dramática secuencia.