Con 54 metros de alto, la Torre inclinada de Pisa es sin duda uno de los monumentos más famosos del planeta, un verdadero icono de la arquitectura occidental.
Como puedes imaginar, parte de su fama se debe, naturalmente, al hecho de que está inclinada, ¡algo que desde luego no estaba previsto en el proyecto original!
Sin embargo, debes saber que el problema de la inclinación se produjo desde las primeras fases de su construcción, iniciada en la segunda mitad del siglo XII. Los documentos hablan de un primer hundimiento del terreno cuando apenas se había terminado de levantar la primera planta, un suceso que sin embargo no hizo que se interrumpieran los trabajos. El arquitecto tuvo tiempo de completar otras dos plantas antes de que un nuevo movimiento del terreno lo obligase a interrumpir la construcción, que no se reanudó hasta finales del siglo XIII. Los nuevos arquitectos también trataron de resolver el problema de la inclinación: si miras con atención las tres plantas más altas, notarás que tienen una ligera curvatura en la dirección opuesta, dando al edificio un característico perfil que podríamos definir como de "plátano". Podría decirse que los trabajos no estuvieron terminados hasta mediados del siglo XIV, con la adición del campanario. El interior, al que puedes acceder, se compone de una escalera de caracol de 294 escalones.
La pendiente se debe a las características del terreno, que está atravesado por aguas subterráneas y se compone de capas de materiales arcillosos y de relleno. A pesar de que una famosa canción de los años treinta repetía "Viva la torre de Pisa que se inclina, se inclina y nunca se viene abajo", con el paso del tiempo se propusieron cerca de 8.000 proyectos para evitar el peligro de un posible colapso, desde los más concretos a los más fantasiosos e irreales. En los dos últimos siglos, algunos de esos proyectos se han llegado a poner en práctica: desde la aspiración de grandes cantidades de detritos con la ayuda de potentes bombas a la aplicación de tirantes de acero y contrapesos de plomo, pero los resultados fueron a menudo insatisfactorios, y a veces, incluso contraproducentes.
Sólo en las últimas décadas, gracias a un ambicioso plan de intervención, los expertos han logrado devolver a la torre la inclinación que tenía hace unos 200 años, lo que garantiza su estabilidad durante al menos otros tres siglos.
De todas formas tú hazte fotos mientras la das un empujoncito por ese lado: ¡nunca se sabe!
CURIOSIDAD: el campanario de la Torre contiene 7 campanas, de las cuales la más grande pesa tres toneladas y media: ¡un problema más para esta pobre torre desequilibrada!