San Vital, al que está dedicada la famosa Basílica de San Vital en Rávena, fue un mártir cristiano que vivió en el siglo I. Según la tradición, era un oficial del ejército romano durante el reinado del emperador Nerón, conocido por su crueldad, especialmente hacia los cristianos. Vital fue martirizado en Rávena, donde se convirtió en objeto de ferviente culto local.
Las historias que rodean su vida y su martirio están llenas de elementos milagrosos y legendarios. Una de las narraciones más comunes cuenta que Vital intentó infundir coraje a un médico llamado Ursicino, que iba a ser ejecutado por ser cristiano, diciéndole que no negara su fe durante el martirio. Por esta misma razón, él mismo fue martirizado.
San Vital es venerado como un ejemplo de fe y valentía. Su historia se ve como un testimonio del triunfo de la fe cristiana sobre la injusticia de las persecuciones romanas.