En la cima del acantilado en el que nació el núcleo original de Corneto, se alza la iglesia que hasta el siglo XV fue la catedral: Santa Maria in Castello. La altísima torre truncada que se ve delante de la iglesia es lo que queda de una residencia señorial, construida por una de las familias nobles que en la primera fase del municipio, hacia el siglo XII, ostentaba el poder. Como en otras ciudades, en aquellos tiempos las torres exhibían el papel dominante de las familias a las que pertenecían, pero también eran un elemento defensivo.
Al pasear por Tarquinia, descubrirás que aún quedan unas cuantas.
La iglesia está adornada con algunos detalles que te invito a observar con atención, como el portal central, la ventana ajimezada de la fachada, el pavimento de mosaico, la pila bautismal, el púlpito y el baldaquino sobre columnas, todas ellas obras del siglo XIII, realizadas por distintas generaciones de una familia de marmolistas romanos, los Cosmati.
Las lápidas conservadas en el interior de la iglesia dicen que se fundó en 1121 y se consagró en 1208. En el centro de la iglesia, los cuatro grandes arcos ojivales sostenían una vez una gran cúpula, que se derrumbó en 1819 a causa de un terremoto.
El interior, de estilo románico lombardo, está dividido en tres naves gracias a pilares coronados por capiteles, que soportan bóvedas de crucería. Algunos de estos capiteles están tallados con motivos de clara inspiración clásica, con marcos de toros y muescas u hojas de acanto, otros con sirenas con dos colas, figuras de caballitos de mar o con motivos de tradición bárbara.
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A poca distancia de la iglesia, a lo largo de via di Fontana Nuova, te recomiendo que contemples la antigua fuente que da nombre a la calle. Construida entre los siglos XII y XIII al pie del acantilado, utiliza el agua de una profunda galería, probablemente de origen etrusco; está cubierta por una bóveda de cañón y abierta con arcos de medio punto apoyados sobre columnas de granito, recuperadas de las ruinas de la Tarquinia etrusco-romana o del puerto de Gravisca. Cabe destacar también la belleza de los capiteles medievales finamente esculpidos.