La estructura arquitectónica actual de la Torre del Águila data de finales del siglo XIV y es el resultado de la remodelación de una torre anterior que llevó a cabo el príncipe-obispo Jorge de Liechtenstein.
Pero lo que hace que la visita de la Torre del Águila sea obligada no es su arquitectura, sino los frescos que representan el Ciclo de los Meses que se encuentran en la sala principal de la torre, en el segundo piso.
Obra de un artista extranjero, identificado por muchos como el maestro Wenceslao de Bohemia, el Ciclo de los Meses se remonta a finales del siglo XIV o quizás a principios del siglo XV. Te encuentras, sin duda, ante una de las máximas expresiones pictóricas del gótico tardío, tanto por la riqueza de cada una de las pinturas, como por el eficaz y envolvente sentido de continuidad que se tiene al trasladar la mirada de una escena a otra. Cada mes del año está enmarcado por columnas pintadas que recrean la ilusión de una logia, a través de la cual los espectadores asistimos al sorprendente milagro de la sucesión de las estaciones.
A partir de la representación del mes de enero, se nos invita a seguir los ritmos de la naturaleza y, por tanto, del hombre. Los blancos paisajes del invierno, entre los que cobra vida una espontánea batalla de bolas de nieve, dan paso más tarde al renacimiento de la vegetación en primavera, seguido por la agitada actividad agrícola de la temporada estival. Por último llega el otoño, preludio del invierno y comienzo de un nuevo ciclo.
Los protagonistas de los frescos son tanto los nobles y sus despreocupadas actividades de entretenimiento, como la caza, y los campesinos, cuyos ritmos siguen los de la naturaleza. La profusión de detalles, característica de la época muy apreciada por los nobles refinados de las cortes internacionales, hace de este ciclo de frescos un extraordinario documento de la vida cotidiana en Europa a finales del siglo XIV.
Curiosidad: ¿has notado que no hay 12 escenas, sino 11? No, no se trata de un descuido del artista. Por desgracia, un incendio destruyó el mes de marzo, por lo que hoy tenemos que prescindir del mes en el que agricultores y señores celebraban el final del duro invierno.