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Ya te habrás dado cuenta de que el MUSE se encuentra en una zona apartada del Castillo del Buonconsiglio y otros monumentos históricos. Aunque en el pasado aquí había una fábrica de neumáticos Michelin, nunca ha sido una zona totalmente industrial. De hecho, a pocos metros del museo, se encuentra un importante edificio renacentista, el Palazzo delle Albere, una villa extraurbana perteneciente a una célebre familia de Trento.

En el diseño de la nueva sede del Museo de las Ciencias, el arquitecto Renzo Piano ha pensado en el MUSE como eje de un amplio proyecto de recalificación urbanística y paisajística de todo el entorno, transformado en el nuevo barrio «Le Albere».

El barrio está formado por edificios residenciales, establecimientos comerciales, un hotel, un centro de congresos y un parque público. Aunque el MUSE es la estructura principal de la zona, no supone un impacto visual molesto en la zona. Todo lo contrario, el moderado desarrollo en altura y las líneas oblicuas de los volúmenes que la componen la sitúan en una estrecha y armoniosa relación tanto con los edificios históricos como con el entorno natural.

Cuando se está frente al MUSE se tiene la impresión de estar frente a una dinámica alternancia de espacios llenos y vacíos, espacios y volúmenes que se elevan sobre una masa de agua que refleja el espectáculo que ofrecen los picos y valles del ecosistema alpino.

De la obra de Renzo Piano, arquitecto también del Centro Pompidou de París, surge un sentimiento de profunda admiración y respeto por la naturaleza, no solo a nivel arquitectónico, sino también desde el punto de vista de las técnicas constructivas y las instalaciones. El complejo ha sido diseñado para satisfacer dos requisitos fundamentales de la era moderna: la sostenibilidad medioambiental y el ahorro de energía. Paneles fotovoltaicos y sondas geotérmicas alimentan la única central eléctrica del barrio, mientras que un sofisticado sistema de toldos automatizados permite reducir la radiación solar en verano y facilitarla durante el invierno. 

 

 

Curiosidad: ¿quieres un ejemplo de lo ecológica que es la arquitectura del MUSE? Si te fijas en el parqué de las salas de exposiciones, verás que se ha utilizado bambú en lugar de la clásica madera. La razón es simple: la madera más utilizada, la de alerce, tarda unos 40 años en alcanzar el tamaño adecuado para la fabricación de parqué. En cambio, el bambú solo necesita cuatro, ¡diez veces menos!

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