El Castelvecchio de Verona es el poderoso castillo medieval que nos remonta a la época de la familia Della Scala, ambiciosos señores de la ciudad durante los siglos XIV y XV.
Tres fuertes torres cuadradas que dan a la ciudad y largas paredes almenadas anuncian el castillo, construido en 1354 como defensa y como residencia señorial: es uno de los monumentos más significativos de la ciudad. El edificio se levanta a orillas del río Adigio, entre las murallas de la ciudad, levantadas en el siglo anterior.
El trazado de las murallas divide dos partes: a la derecha la Plaza de Armas, el patio más grande, de forma rectangular; a la izquierda, la parte residencial, protegida por un doble sistema de murallas. En el centro, destaca todo el edificio y la torre más alta, verdadero eje arquitectónico de todo el sistema. En línea con la torre, el magnífico Puente Scaligero, sostenido por tres arcos, domina el río Adigio.
Ejemplo de ingeniería civil y militar del siglo XIV, almenado y fortificado, forma parte integrante del sistema defensivo del castillo. Exclusivamente peatonal, desde las gradas ofrece hermosas vistas al río Adigio.
Después del esplendor del siglo XIV, el Castelvecchio ha pasado por muchos acontecimientos históricos. Con la caída de la dinastía Scaligera fue desmantelado y transformado en depósito de municiones y luego en cuartel.
En 1923 se inició una restauración general, que incluyó la restauración de los elementos en ruinas e incorporó al monumento ventanas y pórticos góticos de edificios dañados por un desbordamiento del Adigio.
A partir de ese momento, el castillo se convirtió en la sede del Museo Cívico y otras instituciones culturales.
En enero de 1944 tuvo lugar un dramático acontecimiento histórico: el juicio organizado por Mussolini contra algunos jerarcas fascistas (entre ellos su yerno Galeazzo Ciano), ejecutados por traición.
Dañado por las bombas de la guerra, el Castelvecchio ha permanecido tristemente vacío durante más de diez años. Después, en 1957, se inició una ejemplar labor de recuperación y restauración, llevada a cabo por Carlo Scarpa, un auténtico genio del diseño de museos.
Curiosidad: en 1945, casi al final de la Segunda Guerra Mundial, el ejército alemán en retirada hizo explotar el Puente Scaligero, pero fue reconstruido recuperando los materiales originales del fondo del río.