RIJKSMUSEUM

La Lechera Vermeer

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español Idioma: español
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En una de las salas que flanquean la galería principal, hay cuatro preciosas pinturas de Johannes Vermeer, el famoso pintor holandés, conocido por el realismo casi fotográfico de sus obras.

El gran artista, nacido en Delft en 1632 y fallecido con solo 43 años en 1675, nos ha dejado solo unas cuarenta pequeñas obras en las que aportó un toque de profunda e íntima humanidad a las actividades diarias como ningún otro pintor en el mundo.

Atento conocedor del alma femenina, Vermeer solía retratar mujeres cultas en la intimidad de su casa. La lechera, realizada alrededor de 1658, es una de sus obras más conocidas.

Las otras pinturas que se conservan en el Rijksmuseum son Mujer leyendo una carta, el pequeño paisaje titulado La callejuela y la escena interior llamada La carta, de la que te hablaré más adelante.

En La lechera, Vermeer renuncia a su habitual ambientación en una estancia burguesa y nos muestra una cocina pobre, donde el suelo no es lustroso, mientras que en la pared, sobre la que cuelgan objetos de trabajo, aparecen manchas y desconchaduras.

La blanca leche que sale del cántaro es la culminación luminosa de la acción. La escena está representada desde un punto de vista ligeramente elevado y la luz se difunde en el ambiente. Perfectamente equilibrada en todos sus componentes, el lienzo ofrece una representación extraordinaria, casi tridimensional, de numerosos objetos: desde la cesta de mimbre con pan, la trampa para ratones de madera sin tratar, los brillantes metales, la cerámica y las telas, donde destaca el uso de la combinación de colores amarillo y azul, tan apreciada por Vermeer. La excepcional representación realista de los materiales no distrae la atención de la robusta figura de la mujer que, en un gesto casi sagrado, vierte cuidadosamente la leche sin derramar una sola gota.

La lechera también fue considerada como una personificación alegórica de los Países Bajos del siglo XVII, no solo por sus valores éticos: Holanda fue y es aún hoy famosa por la cría de ganado, la producción de mantequilla y leche, y la alimentación rica y variada.

 

Curiosidad: en la pintura, observa el elemento decorativo del rodapié formado por la mayólica blanca y azul. La elección no fue casual; de hecho, se trata de un producto típico de las fábricas de Delft, la ciudad de Vermeer.

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