RIJKSMUSEUM

Las últimas pinturas de Rembrandt se exhiben en una sala de la galería central, justo antes de la Ronda de noche.

Incluso en sus últimos años de vida, el gran pintor recibió encargos importantes, como el retrato grupal titulado Los síndicos de los pañeros, de 1662, con los cinco representantes de la cofradía de los mercantes de paños, acompañados por su presidente.

El centro y corazón de la escena es el muestrario de paños en torno al cual se desarrolla la conversación. La secuencia de personajes sentados se ve interrumpida por el segundo empezando por la izquierda, en el acto de levantarse, con un gesto que rompe el patrón fijo de la reunión.

La decisión de hacer que la atención de los síndicos se dirija hacia el espectador es brillante. Es como si uno de nuestros pasos hubiera hecho crujir el suelo: los atareadísimos caballeros alzan la mirada del libro, dejan palabras y gestos en el aire y nos miran a todos.

Ahora, pon el audio en pausa y dirígete hacia una de las obras maestras más importantes del pintor, llamada La novia judía, que se encuentra aquí al lado.

Este cuadro lo pintó un par de años antes de su muerte. El título no es original y puede incluso despistar: nada confirma el hecho de que se trate de un matrimonio judío.

En esta pintura, Rembrandt no define claramente un tema, sino que representa el sentido universal del amor entre dos personas. La vestimenta y las joyas de los dos cónyuges son una tormenta de oro y rojo, que no parece trabajada por un pintor, sino por un orfebre.

Observa la acción del abrazo: el hombre rodea los hombros de la muchacha con la mano izquierda, a la vez que alarga el brazo derecho sobre el pecho. Suavemente pero con determinación, la novia acompaña la mano del esposo sobre el pecho, un doble contacto que acentúa la presión y enfatiza la intención, la comprensión, el deseo. Con un gesto envolvente, el hombre aprieta cada vez más a la novia. El corto espacio que todavía los divide enseguida se llenará, y estarán el uno junto al otro.

Curiosidad: si quieres saber qué aspecto tenía el gran pintor Rembrandt, al que se le atribuyen más de trescientas pinturas y casi dos mil dibujos, lo podrás ver justo aquí, en este museo, en algunos de sus casi cien autorretratos.