La Piedra de Rosetta, una losa egipcia de granodiorita, presenta un decreto tolemaico del 196 a.C. con textos en jeroglíficos, demótico y griego antiguo. Descubierta en 1799 en Rashid, llamada Rosetta, fue crucial para descifrar el egipcio. Conservada en el Museo Británico desde 1802, contribuyó al avance lingüístico gracias a las investigaciones de Thomas Young y Jean-François Champollion. Los jeroglíficos y el demótico representan escrituras diferentes, no lenguas separadas.