El Palacio del Patriarca y la anexa Iglesia de los Doce Apóstoles forman un único complejo que fue durante mucho tiempo la sede de la corte de los Patriarcas de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que vivió aquí su período de máximo poder alrededor del siglo XVII.
Los primeros núcleos del palacio datan del siglo XV, pero al ser construcciones de madera quedaron destruidos por los incendios. El actual palacio se construyó alrededor de 1655, cuando el Patriarca Nikon mandó construir diferentes salas para albergar alojamientos, oficinas, almacenes, laboratorios y otros locales.
En su interior hay una espléndida colección de diversos objetos del siglo XVII, como joyas, relojes, muebles y preciosos bordados.
La sala más importante de todo el edificio, alrededor de la cual se desarrolla el complejo, es la Sala de la Cruz o Sala del Crisma.
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La sala, de 280 metros cuadrados, caracterizada por su techo alto abovedado, se utilizaba para celebrar importantes ceremonias, consejos, recepciones y fiestas.
Pero a partir de 1763 la sala desempeñó una función más sagrada y se llamó Sala del Crisma. Observa el gran horno rematado por un baldaquino y colocado en el centro de la sala: debes saber que aquí, cada tres años, se preparaba el crisma, el aceite sagrado que se usaba durante los sacramentos, elaborado con 50 esencias diferentes.
Aquí también se conservan las grandes ollas con las que se preparaba y, desde 1963, se exponen varios objetos de la Armería y las Catedrales del Kremlin, o de los Patriarcas que vivieron en este palacio.
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Debes saber que esta bonita iglesia, caracterizada por 5 hermosas cúpulas, era un ambiente privado reservado para los Patriarcas. La adornaron con una gran pared de madera ricamente decorada, que lamentablemente no se ha conservado, pero ha sido sustituida por otra procedente de la cercana Catedral de la Ascensión, que data del siglo XVIII. En la iglesia se exhiben preciosos iconos, obras maestras de los grandes artistas rusos del siglo XVII. Gran parte de ellos fueron realizados en los laboratorios del Kremlin.
Curiosidad: Uno de los ingredientes de la crisma de la que te hablaba hace un rato es la mirra, una sustancia utilizada por el hombre desde hace más de 5.000 años: en el antiguo Egipto para embalsamar, en la religión cristiana para los sacramentos, en la antigua Grecia aromatizaba el vino y aún hoy se utiliza para producir perfumes e incluso desinfectantes.