MUSEO PUSKIN, Rembrandt Asuero Y Hamán En La Fiesta De Ester Sala 10

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español Idioma: español

El cuadro Asuero y Hamán en la fiesta de Ester es una obra maestra que Rembrandt pintó alrededor de 1660 con 54 años, nueve años antes de su muerte.

Rembrandt, uno de los pintores más destacados de la historia del arte y el más importante del arte holandés, obtuvo los mejores resultados de su carrera con retratos de sus contemporáneos, autorretratos y especialmente con ilustraciones de escenas bíblicas.

Asuero y Hamán en la fiesta de Ester ilustra un episodio del Libro de Ester del Antiguo Testamento.

El rey persa Asuero estaba casado con Ester, cuyo primo Mordejai, que la crió como a una hija, había salvado al rey de un complot. Al ser Mordejai judío, no podía postrarse ante el rey, sino solo ante Dios, así que el consejero real Hamán propuso al rey Asuero ahorcarlo por no haberlo respetado y exterminar a toda la nación judía en venganza. Los judíos, sin embargo, se salvaron por la intercesión de Ester. Esta salvación se sigue celebrando hoy en día en la fiesta de Purim, en la que se inspiró Rembrandt, que conocía muy bien la comunidad judía de Ámsterdam. En la fiesta de Purim, se considera a Hamán el villano por excelencia y esto se refleja en la representación de Rembrandt.

Como puedes ver, en el cuadro solo aparecen tres figuras, entre ellas Ester, a la derecha, que baja los brazos mientras termina su discurso. Observa los labios del rey Asuero, en el centro, tensados de ira y la pose de Hamán, a la izquierda, que delata un sentimiento de derrota. La distancia entre el rey y su visir parece enorme, mientras que el rey y la reina forman una pareja unida. El dramático conflicto entre el rey y su consejero se percibe por su actitud. La escena tiene una atmósfera tensa de suspense. La figura de Ester es radiante, su vestido de cola brilla como si estuviera hecho de piedras preciosas. Hamán, por otro lado, está inmerso en las sombras. Sin duda, esta obra pone de manifiesto la gran capacidad de Rembrandt para sacar a relucir las emociones de sus personajes.

 

 

Curiosidad: Rembrandt tuvo la idea del cuadro después de asistir a la obra de teatro Hester, de Johannes Serwouters, que se representó en Ámsterdam en aquellos años y relataba este episodio bíblico.

 

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