¡El Escorial es uno de los lugares más fascinantes y ricos de historia de toda España!
El grandioso monasterio que tienes delante de ti, situado en el corazón de la sierra de Guadarrama, a unos cuarenta kilómetros del centro de Madrid, está estrechamente ligado a la figura de Felipe II: el rey quería que fuese un símbolo de poder y devoción, eligiéndolo primero como residencia y luego como tumba. ¡Será él el protagonista de nuestra visita!
Felipe era hijo del famoso emperador Carlos V, el soberano de un imperio intercontinental, en el que "nunca se ponía el sol". Nacido en la primera mitad del siglo XVI, Felipe era profundamente "español": extremadamente religioso, severo en sus modos y siempre vestido de negro. Fue él quien transformó Madrid, que hasta entonces era una localidad secundaria, en la capital de España, en el corazón de la península Ibérica.
El Escorial nació para celebrar la victoria en una batalla. La guerra era contra los franceses, y la batalla fue la de San Quintín, que tuvo lugar el 10 de agosto de 1557, día dedicado a San Lorenzo. Los dieciséis patios del complejo forman una rejilla que alude a la parrilla, el instrumento de la tortura de San Lorenzo: ¡es difícil pensar en un símbolo menos alegre! Durante su construcción hubo incidentes inquietantes, se habló de apariciones de fantasmas, de misteriosos aullidos nocturnos y de un lobo "demoníaco". Sin embargo, el monasterio se construyó en un plazo de veinte años, con pocas adiciones posteriores: los trabajos de decoración, en cambio, se prolongaron durante varias décadas, con la participación de muchos artistas italianos.
Si miras El Escorial desde fuera, con su mole de granito y pizarra, sus torres en las esquinas y sus altos muros lisos agujereados por 2.600 ventanas, te transmitirá una sensación de pesadez, de impenetrabilidad. Los claustros, los pasillos, las salas de recepción y las de reunión ocupan un perímetro de cerca de 200 metros por 160, donde la única curva es la de la inmensa cúpula de la iglesia, de 95 metros de altura.
CURIOSIDAD: ¿sabías que el dictador Francisco Franco afirmaba ser la reencarnación de Felipe II? Incluso se hizo construir un mausoleo también él, a pocos kilómetros de El Escorial: hizo que lo excavaran prisioneros republicanos condenados a trabajos forzados e hizo colocar encima una ciclópea cruz de hormigón armado.