La archiduquesa Sofía de Austria (1805-1872) fue una figura influyente en la corte de los Habsburgo en el siglo XIX. Nacida como princesa Sofía de Baviera en Múnich, era hija del rey Maximiliano I José de Baviera y de la princesa Carolina de Baden. En 1824, se casó con el archiduque Francisco Carlos de Austria, hijo del emperador Francisco I de Austria, convirtiéndose así en archiduquesa de Austria.
Sofía es quizás mejor conocida por su papel como madre del emperador Francisco José I de Austria y por su influencia política durante el reinado de su hijo. Fue una figura fuerte y determinada, con una aguda inteligencia política. Cuando el emperador Fernando I, considerado incapaz de gobernar eficazmente, abdicó en 1848 durante las revoluciones que sacudieron Europa, Sofía orquestó la ascensión al trono de su hijo de dieciocho años, Francisco José, asegurando así la continuidad de la dinastía de los Habsburgo.
Sofía tuvo una relación compleja y a menudo difícil con su nuera, la emperatriz Isabel de Baviera, más conocida como Sissi. Sofía era muy crítica con Sissi y buscaba ejercer un control significativo sobre su vida y la educación de sus hijos, lo que causaba tensiones y conflictos dentro de la familia imperial.
Además de Francisco José, Sofía tuvo otros cuatro hijos, incluido Maximiliano, que se convirtió en emperador de México pero fue ejecutado trágicamente en 1867.
La archiduquesa Sofía falleció en 1872 y fue enterrada en la Cripta Imperial en Viena. Se la recuerda como una de las figuras más influyentes de la familia imperial de los Habsburgo en el siglo XIX, hábil para maniobrar las intrincadas dinámicas de poder de su época.