Orgullo del castillo, símbolo de la ciudad de Praga y custodio del Tesoro Real de Bohemia, la catedral de San Vito es una joya de la arquitectura gótica del siglo XIV europeo que tardó 600 años en construirse.
Carlos IV encargó el edificio actual en el lugar que antes ocupaba una antigua basílica románica, de la que se conserva la cripta como sepulcro de los reyes. A esa época pertenece la parte del fondo, con el coro y el ábside.
Es la zona más sagrada, concebida como una estupenda estructura de tres naves con capillas perimetrales, de las que parten ligeros arbotantes.
Su construcción la empezó el francés Mathieu d'Arras en 1344, y la continuó el arquitecto alemán Peter Parler a partir de 1353, autor de la estupenda solución de las bóvedas de crucería. Tras las muertes del rey Carlos IV y de Parler, las labores de construcción se ralentizaron debido a las guerras que devastaron Bohemia durante el siglo XV. Después, se interrumpieron durante otros tres siglos, dejando la catedral a mitad, a la altura del brazo transversal, con una pared provisional sobre la que se apoyaba un órgano gigantesco. Las obras se retomaron por fin en la segunda mitad del siglo XIX.
La catedral se terminó definitivamente en 1929, con una soldadura entre la parte antigua y la moderna de las naves, y con la conclusión de la fachada principal, encerrada entre dos altas y puntiagudas torres.
El lado derecho, en frente del palacio real, está dominado por la poderosa torre sur, de 97 metros de alto, coronada por una pequeña cúpula barroca. En su interior, una vertiginosa escalera de caracol de casi trescientos escalones conduce a una terraza desde la que se puede disfrutar de un panorama espectacular.
La Puerta Dorada, con tres arcos, fue la entrada principal a la catedral durante mucho tiempo, y recibe su nombre del maravilloso mosaico de teselas doradas que representa el Juicio Final. Es obra de unos artistas venecianos, que lo realizaron alrededor de 1370.
Curiosidad: las extraordinarias bóvedas de Peter Parler son muy parecidas a las de las catedrales góticas inglesas. Este parecido originó una disputa entre los historiadores de arte sobre quién imitó a quién. No obstante, ya se ha constatado que fueron los arquitectos ingleses de finales del siglo XIV los que estuvieron influenciados por la técnica y por el diseño del genial arquitecto alemán Peter Parler.