Detrás de las fachadas de la plaza de Wenceslao, se esconde una de las iglesias más insólitas e interesantes de Praga: Nuestra Señora de las Nieves. Solo se puede llegar hasta ella a través de llamativos pasajes cubiertos, y su «aparición» es sorprendente. Según el proyecto del siglo XIV, Nuestra Señora de las Nieves tendría que haber sido una de las iglesias más grandes de la ciudad. Sin embargo, se realizó solo el coro, cerrado por una simple fachada.
Su interior es verdaderamente impresionante; el altar mayor, de estilo barroco, se contrapone a las altísimas líneas de la arquitectura gótica.
Sobre el lugar que antes ocupaba un cementerio, se han cultivado preciosos jardines, usados como huerto.
La iglesia es el punto de partida perfecto para visitar otros lugares de interés cercanos en el centro de la Ciudad Nueva. Muy cerca se encuentra el grandioso palacio Adria, construido en 1923 como sede de una compañía de seguros. Constituye un ejemplo espectacular de arquitectura de inspiración cubista, con colores que aluden a la bandera blanca, azul y roja de Bohemia.
A poca distancia, se encuentra otro importante edificio de principios del siglo XX: la Casa Diamante, construida en 1910, cuyo nombre alude a los motivos decorativos en forma de prisma, que parecen diamantes. Curiosamente, el edificio engloba una antigua hornacina votiva con la imagen de San Juan Nepomuceno.
Apenas a unos pasos se encuentra la plaza de Carlos, un enorme y casi insospechado espacio urbano. Fue concebida como mercado de ganado y dedicada al gran rey Carlos IV. Es la plaza más grande de Praga, con más de 500 metros de largo y 150 de ancho. Conservada como jardín, se ha convertido en el parque público favorito de los estudiantes de la cercana universidad. Un lado está dominado por el gran edificio barroco del colegio jesuita, con la fastuosa iglesia dedicada a San Ignacio de Loyola, mientras que la alta torre del Ayuntamiento de la Ciudad Nueva, resultado de una fusión de edificios de los siglos XV y XVI muy bien restaurados, lo vigila todo.
Curiosidad: tanto la plaza de Wenceslao como la plaza de Carlos eran lugares de penas capitales. En la plaza de Wenceslao había dos patíbulos, y la plaza de Carlos se reservaba para las ejecuciones de nobles y religiosos.