El puente de Carlos de Praga, una de las mejores obras maestras de la ingeniería civil gótica.
El puente fue encargado por el rey Carlos IV, el soberano que transformó la Praga del siglo XIV en una de las ciudades más bellas del mundo. Es obra del mismo arquitecto que diseñó la catedral de San Vito, el alemán Peter Parler.
Los principales astrólogos de la época establecieron el momento de la colocación de la primera piedra: el 9 de julio de 1357 a las 5:31. De hecho, 1 3 5 7 9 7 5 3 1 es un número capicúa que se considera mágico.
El puente se construyó sobre un pasaje medieval anterior, y se concibió como un imponente punto de unión entre los dos lados de la ciudad, dividida por el río Moldava.
Lo atraviesa el «camino real», la calle que une los castillos de Vysehrad y Hradčany y que parte de la Ciudad Nueva, atraviesa la Ciudad Vieja y el río y llega hasta Malá Strana.
Antiguamente, los praguenses lo llamaban «puente de piedra» o «puente de Praga». No adquirió su denominación actual hasta 1870.
Con 515 metros de largo, diez de ancho y sin ser perfectamente recto, el puente de Carlos se sostiene sobre dieciséis pilares, en cuyas bases se ven las protecciones contra las crecidas del río. En los dos extremos de la Ciudad Vieja y del barrio Malá Strana, se encuentran las puertas fortificadas de acceso, que tenían también función de aduana, flanqueadas por torres y decoradas con estatuas y escudos.
La mejor vista del puente se puede disfrutar desde la pequeña península que se adentra en el río Moldava desde la orilla de la Ciudad Vieja. Buena parte de esta minúscula península la ocupa el edificio de estilo neorrenacentista de una antigua central hidráulica, actualmente convertido en un museo dedicado al famoso compositor checo Bedrich Smetana.
Curiosidad: cuenta la leyenda que, para que el puente fuera más sólido y pudiera resistir a las impetuosas crecidas del río, se unieron las piedras usando miles de yemas de huevos procedentes de todo el reino. Recientes pruebas de laboratorio, realizadas a los materiales que forman el puente, han confirmado la presencia de elementos orgánicos que podrían atribuirse a los huevos.