Las Guerras del Opio (1839-1842 y 1856-1860) enfrentaron a la dinastía Qing de China con el Reino Unido. Surgieron por disputas comerciales y la prohibición china del opio, desembocando en los tratados de Nankín y Tientsin. China, derrotada, tuvo que aceptar el comercio del opio y ceder Hong Kong al Reino Unido, marcando el comienzo de la era del imperialismo en China. Estos tratados alimentaron el nacionalismo y la hostilidad hacia los extranjeros, contribuyendo a las revueltas de Taiping y Boxer, señalando el inicio del llamado "siglo de la humillación".